En defensa del neoliberalismo

Una paliza a WikiLeaks. Tarea del Congreso

William Kristol

La secretaria de Estado Hillary Clinton dijo ayer que la publicación de los documentos de WikiLeaks era "un ataque a los intereses de la política exterior nortaamericana". Tanto ella como sus colegas en el gobierno de Obama han procedido como tienen que hacerlo, a limitar el daño diplomático, reasegurar a los aliados, mejorar los procedimientos de seguridad e iniciar una investigación criminal.

Pero todo eso nos hace aparecer como un gigante lastimero e indefenso-aunque sea un gigante lastimero e indefenso en actitud de control de daños. ¿Es que no se puede hacer algo más que dejar que esto pase mientras permanecemos a la defensiva?¿Es qué no hay forma alguna de de contraatacar a los atacantes?

Quizá hay forma de hacerlo. Marc Thiessen argumenta en el Washington Post que el gobierno de Obama tiene la capacidad de traer a Assange ante la justicia y "poner fuera de negocio" a WikiLeaks, y reta al gobierno a que lo haga. Y es difícil ver el por qué Thiessen no tenga razón. ¿Por qué no podemos actuar severamente contra WikiLeaks? ¿Por qué no podemos usar todos nuestros medios para hostigar, arrestar o neutralizar a Julian Assange y sus colaboradores, dondequiera que estén? ¿Por qué no podemos interrumpir y destruir WikiLeaks en el espacio cibernético y físico, tanto como nos sea posible? ¿Por qué no podemos advertir a otros de las repercusiones que tendría auxiliar su empresa criminal, hostil a Estados Unidos?

Sospecho que existen ya razones legales suficientes, cualesquiera que sean las indagaciones, autorizaciones y órdenes presidenciales que se necesiten dar a las agencias de investigación federales para que hagan lo pertinente y derroten a WikiLeaks. Pero quizá no. De todos modos, hay una institución que puede encontrarlas rápidamente. El Congreso acaba de regresar a sus sesiones. De ser necesario, puede celebrar audiencias -en sesiones secretas, de ser necesario- para ver si el poder ejecutivo tiene los medios necesarios para derrotar a WikiLeaks. Y, si no los tiene, el Congreso puede proporcionar medios y poderes adicionales a los ya existentes.
Pero, en cualquier caso, el Congreso puede actuar, en forma expedita y bipartidista, para alentar y autorizar al poder ejecutivo a que use todos los medios necesarios para responder y derrotar a WikiLeaks. Seguramente el gobierno de Obama daría la bienvenida a tal acción congresional. Seguramente que la nación-y todos nuestros amigos y aliados, asombrados y alarmados por nuestra aparente indefensión- harían lo mismo.

Los impuestos son importantes, pero la seguridad nacional está antes que nada. El actuar conjuntamente para degradar, derrotar y destruir a WikiLeaks debe ser el primer tópico que se discuta hoy en la Casa Blanca entre el presidente y el liderazgo congresional.