En defensa del neoliberalismo

El nuevo modelo sueco
Adolfo Rivero Caro

Hay un modelo conservador para los países que están tratando de superar la actual crisis económica y, por extraño que parezca, ese modelo es Suecia. Suecia encabezó el mundo creando el primer estado democrático de bienestar social y ahora está mostrando cómo desmontar un desastroso experimento económico de una forma democrática y relativamente indolora.

Hace unos cuarenta años Suecia era el modelo de un Estado de bienestar social rico y democrático. Pero también se estaba empobreciendo rápidamente. Sin embargo, antes de arruinarse, los suecos fueron haciendo muchas correcciones necesarias, sin tener que recurrir a los dolorosos tipos de austeridad que están provocando violentas protestas callejeras en gran parte de Europa.

Como resultado, Suecia está en mucha mejor forma económica y fiscal y se ha recuperado de la recesión global más rápido que muchos otros países. La economía sueca creció a un ritmo de alrededor del 5 por ciento en 2010 y a un 8.7 por ciento en su último trimestre, en comparación con 1.7 por ciento en el resto de Europa y 2.8 por ciento en Estados Unidos.

El índice de desempleo, aunque alto al 7.1 por ciento, está significativamente por debajo del 10.4 del área del euro y el 9.4 por ciento de Estados Unidos.

El Partido Social Democrático había estado construyendo el estado de bienestar sueco desde los años 30. Se usaba el sector público para bajar el desempleo y estimular la economía en los tiempos difíciles mediante los gastos gubernamentales. Esto pareció funcionar bien hasta la contracción del mercado laboral en los años 60 y 70. Con el aumento del desempleo, el sistema de bienestar social creció rápidamente mientras una parte cada vez mayor de la fuerza laboral trabajaba en el sector público.

Para la crisis petrolera de los años 70, Suecia se había vuelto notoriamente hostil con los negocios, con excesiva regulación y prohibitivas tasas de impuestos. Para ``proteger'' industrias nacionales durante la crisis, se malgastaron enormes cantidades del dinero de los contribuyentes en sectores agonizantes, fundamentalmente en la industria de los astilleros. Para poder mantener el nivel de gastos, la tasa máxima del impuesto a los ingresos llegó a 87 por ciento en 1979.

Los suecos estaban conscientes del estado de la economía y empezaron a hacer reformas antes de llegar a una crisis. Durante los años 80 desregularon el mercado financiero aunque la moneda sueca tuvo que ser devaluada varias veces para cubrir los problemas estructurales de la economía. El resultado fue una elevada inflación y crecientes préstamos por parte de los individuos y los negocios. La economía entró en crisis a principio de los 90.

Estaba claro desde antes que había que hacer serias reformas en la economía sueca. Se empezó con una reforma de los impuestos. Comisiones no partidistas propusieron muchas otras. Al aceptar las proposiciones de las comisiones como soluciones pragmáticas, los social demócratas contribuyeron a la liberalización de la economía aunque manteniendo su apoyo formal a la igualdad.

Las tasas impositivas volvieron a reducirse en los años 90 mientras que se privatizaron numerosas empresas estatales. Se estableció un sistema de certificados escolares que les permitió a los padres suecos mandar a sus hijos a la escuela de su preferencia. La proporción de estudiantes en el sector privado subió del 1 al 15 por ciento. Hay que observar que Suecia tiene el mayor porcentaje de madres trabajadoras en el mundo desarrollado.

Se hicieron más estrictos los requerimientos para recibir compensación por enfermedad para que las personas generalmente saludables dejaran de tener derecho a tiempo ilimitado por enfermedad. Se reformó el sistema de pensiones, se abolieron los impuestos a la herencia y los regalos.

La mayoría de las reformas se hizo como un acuerdo implícito entre los bloques políticos y los socialdemócratas privatizaron muchas de las antiguas empresas estatales.

Salvo 9 de los últimos 74 años, gobiernos de izquierda han dirigido el país. Pero la identidad de Suecia como un país socialdemócrata recibió un golpe final cuando un gobierno de centro derecha fue electo en el 2006 y nuevamente en el 2010. El nuevo gobierno ha seguido liberalizando la economía. Se abolió el impuesto al patrimonio. Se bajaron los beneficios de Seguridad Social, se reformó el sistema de seguro de salud y se disminuyeron los beneficios de desempleo. Estas reformas han ayudado a mantener balanceado el presupuesto gubernamental. El nivel de la deuda pública, que había llegado al 76 por ciento del Producto Nacional Bruto (PNB), a un razonable 36 por ciento y se espera que llegue a solo 26 por ciento para el 2013.

El índice de crecimiento sueco se mantiene limitado por elevados impuestos y excesivas regulaciones en el mercado laboral y de la vivienda. Las regulaciones laborales son muy rígidas. El costo de emplear a un trabajador (independientemente del salario) es muy alto y despedir a un empleado es costoso y complicado. Pero estos problemas se están afrontando. Suecia está mostrando el camino para salir airosamente de la recesión mundial.