En defensa del neoliberalismo

 

¿Dónde estuvo la Unión Europea cuando la captura de los marinos británicos?

 

 

Por Charles Krauthammer

 

Irán ha obtenido un triunfo con la captura y subsiguiente liberación de esos quince marineros e infantes de marina: una grave humillación para Gran Bretaña y una demostración de la intención iraní de rechazar cualquier reto de la coalición a su intervención en Irak. Todo con absoluta impunidad. Aún más, expuso la ulterior futilidad de todas esas instituciones transnacionales – especialmente la Unión Europea y las Naciones Unidas – que pretenden mantener el orden internacional.

 

Se pensaría que mantener el orden internacional significa, como mínimo, enfrentarse a actos de piratería.  En este caso no hubo ningún enfrentamiento en este caso. Sólo una callada capitulación.  

 

Las negociaciones no fueron terriblemente sutiles. Un “diplomático” iraní, que había estado retenido en Irak durante dos meses fue repentinamente liberado. De manera igualmente súbita, Irán obtuvo acceso a cinco “funcionarios consulares” – Guardias Revolucionarios que habían entrenado a milicias chiitas en matar norteamericanos – que Estados Unidos tenía arrestados desde enero. Pudiera haber habido otras concesiones de las que nunca oiremos. Pero lo decisivo es que lo que ayudó a resolver esto fue una acción norteamericana.

 

¿Dónde estaba entonces la Unión Europea? Estos quince rehenes, después de todo, no eran sólo ciudadanos británicos sino, además, bajo las leyes europeas, ciudadanos de Europa. Sin embargo, la Unión Europea no levantó un dedo por ellos.   

 

Los europeos hablan constantemente de sus preferencias de “poder blando” sobre la fuerza militar bruta a que recurren siempre esos primitivos norteamericanos. ¿Cuál fue el “poder blando” que estuvo accesible aquí?  La frágil economía iraní depende enormemente de los créditos, comercio y tecnología  europeos. Gran Bretaña pidió a la Unión Europea que congelara las exportaciones, 18 mil millones de dólares anuales de comercio. Irán hubiera perdido su principal socio comercial. La Unión Europea rehusó hacerlo.   

  

¿Por qué no se hizo nada? La razón es simple. Europa funciona bien como una zona de libre comercio. Pero como entidad política es una farsa. Sigue siendo una colección de estados soberanos con intereses divergentes. Una congelación de las relaciones comerciales con Europa hubiera sacudido la economía iraquí hasta el tuétano. Sin embargo, no se hizo nada. “Los holandeses”, informó el Times de Londres, “dijeron que era importante no arriesgar una ruptura en el diálogo”. Hasta ahí llega la solidaridad europea.    

 

Como tantas otras pregonadas instituciones transnacionales, la Unión Europea es inútil en la arena internacional. No porque sus miembros sean venales sino porque son soberanos. Sus intereses, simplemente, no son idénticos. 

 

El problema es más obvio en las Naciones Unidas, la institución internacional por excelencia con un mandato para mantener la paz y orden internacionales. En su origen hubo una comunidad de intereses – derrotar la Alemania nazi y el Japón imperial. La guerra terminó y la alianza bélica de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China se proclamó a sí misma Consejo de Seguridad: guardiana de la “seguridad colectiva” post bélica.     

 

Un pequeño problema: sus intereses no son colectivos. Son individuales. Véase el programa nuclear de Irán.  Rusia y China hacen imposible imponer sanciones serias. China tiene interés en mantener buenas relaciones con un importante proveedor de energía y va a ponerlas en peligro por unas armas nucleares iraníes que no la  amenazan. Rusia ve a Irán como un testaferro útil contra los esfuerzos occidentales de dominar el Golfo Pérsico.

 

Irónicamente, la existencia de instituciones transnacionales como Naciones Unidas hace más difícil la acción colectiva contra los violadores del orden internacional. En el pasado, las partes interesadas simplemente se reunían en coaliciones temporales para hacer lo que les fuera necesario. Es mucho más difícil ahora, porque existe la percepción de cualquier acción de ese tipo es ilegítima sin la bendición del Consejo de Seguridad.      

 

El resultado es fácilmente predecible. Nada se ha hecho sobre la bomba iraní. De hecho, las únicas sanciones efectivas son las provenientes, en forma unilateral, del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

 

¿Se acuerdan del gran regreso al multilateralismo? ¿Del nuevo énfasis nuevo en la diplomacia y en “trabajar con aliados,” tan ampliamente pregonado al inicio de la segunda administración Bush?  En medio del regocijo internacional, el primitivo unilateralismo fue desterrado y el sofisticado multilateralismo tomó su lugar.

 

¿Qué nos ha traído exactamente el nuevo multilateralismo? Corea del Norte ha ensayado un artefacto nuclear. Irán ha acelerado su marcha hacia el desarrollo de la bomba. El gobierno pro-occidental de Beirut pende de un hilo. El genocidio en Dargur prosigue a toda marcha..

 

La captura y liberación de los 15 rehenes británicos ilustra una vez más la evidente inutilidad de “la comunidad internacional” y sus supuestas grandes instituciones. ¿Quieren que les devuelvan ciudadanos secuestrados por delincuentes internacionales? Vaya a la Unión Europea y siéntase a esperar. O vaya al Consejo de Seguridad y obtenga una declaración que inclusive rehúsa “deplorar” ese acto de piratería. (Usted se transa por una humillante expresión de “seria preocupación”) Vaya entonces a los despreciados norteamericanos. Ellos hacen algo y resuelven la cuestión. 

 

Tomado de Townhall

Traducido por el Dr. E.A.Rivero