En defensa del neoliberalismo

 

Lugarteniente de Pablo Escobar acusa a Raúl Castro

 

Juan Ruiz Sierra y Jorge Loáisiga

Nicaragua habría sido, a mediados de los años ochenta, una base de operaciones del poderoso cartel de Medellín para el tráfico de drogas, según revelaciones hechas por el ex brazo derecho del fallecido Pablo Escobar Gaviria, John Jairo Velásquez, alias “Popeye”.

El testimonio de Velásquez, que purga una condena de 20 años en una cárcel de Colombia, implica al Jefe del Ejército de Cuba y vicepresidente de aquel país, Raúl Castro.

Velásquez declaró el pasado viernes que esa organización narcotraficante envió drogas regularmente durante los años ochenta a Cuba a través de Nicaragua, con la complicidad del gobierno sandinista, el cual, además, dio refugio al propio Escobar. El destino final de los narcóticos era Estados Unidos.

“Cuando Pablo (Escobar) se refugió en Nicaragua, huyendo de Panamá, él se ubicó allí y tenía el visto bueno de los sandinistas (para enviar la droga hacia Cuba). Ellos fueron los que dieron el refugio a Pablo”, dijo Velásquez, a un corresponsal de Televisión Española.

El ministro del Interior durante el período sandinista, y actual vicesecretario del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Tomás Borge, lo negó.

Al ser consultado sobre las revelaciones de Velásquez, Borge negó cualquier relación del gobierno sandinista y sus dirigentes con el narcotráfico. También negó que Escobar hubiese estado refugiado en Nicaragua y que fuera protegido por el gobierno de los ochenta.

OFERTA PARA TRAFICAR

Sin embargo, Borge hizo una revelación que, según él, es inédita.

Dijo que en los primeros años de la revolución sandinista, el cartel de Medellín hizo una oferta al Gobierno de Nicaragua para que éste pusiese a su disposición un aeropuerto y un laboratorio dedicados al comercio de drogas.

“No recuerdo a través de quién llegó la oferta, pero sí que la Dirección Nacional en pleno se reunió en ese momento para discutirla y, por unanimidad, se decidió que nuestro mayor tesoro era nuestra honestidad y que, por lo tanto, era inaceptable cualquier sugerencia en ese sentido”, dijo Borge.

“Era una oferta de cientos de millones de dólares, pero, te lo juro por las cenizas de mi madre, todo lo que dice ese hombre (Velásquez, el lugarteniente de Escobar) es falso”.

Borge recordó que la frase: “Nuestro mayor tesoro es la honestidad”, salió de la boca del entonces comandante de la revolución, Luis Carrión Cruz.

“No recuerdo nada de eso. Sinceramente no lo recuerdo”, expresó Carrión al ser consultado por LA PRENSA sobre la propuesta que le habrían hecho los narcotraficantes.

LA CIA INESTIGÓ

Los supuestos nexos entre el gobierno sandinista y el narcotráfico colombiano durante los años ochenta fueron investigados por la Central de Inteligencia Americana (CIA), y los resultados de esas investigaciones aparecieron publicados en los más importantes diarios norteamericanos de la época, como The New York Times, The Miami Herald o The Washington Times.

Incluso los periodistas Guy Gubliotta (ganador de la Medalla de Honor María Moors Cabot) y Jeff Leen (ganador en tres ocasiones del galardón Inter American Association de La Nación y la presea Paul Hansell), publicaron el libro titulado Kings of Cocaine, en el que se revelaron los presuntos nexos de los sandinistas con el cartel de Medellín.

Borge descalificó esas publicaciones y se atrevió a decir que la misma DEA, en los años ochenta había desmentido al difunto ex presidente de Estados Unidos Ronald Reagan, quien había señalado a los sandinistas de haber traficado drogas.

“Los traficantes eran ellos”, expresó Borge en referencia al escándalo Irán-Contras, que reveló que la Contra era financiada con dinero proveniente de operaciones de narcotráfico avaladas por la CIA.

SILENCIO POR FALTA DE SEGURIDAD

Los informes desclasificados de la agencia de inteligencia norteamericana retratan a Borge y al entonces asesor financiero del Ministerio del Interior, Federico Vaughan, como los artífices de esa alianza.

Cuando ayer se le preguntó a Vaughan por las relaciones entre el cartel de Medellín y el sandinismo, dijo que no podía hablar porque nadie le garantiza la seguridad de su vida. Vaughan sostiene que el silencio ha sido la garantía de seguir con vida.

Sin embargo, un documento desclasificado de la CIA sostiene que, a finales de 1983, Vaughan afirmó que “el objetivo es llenar los Estados Unidos de cocaína en perjuicio de la juventud imperialista, mientras con esos ingresos se ayuda a la revolución nicaragüense”.

SEÑALA A HERMANO DE FIDEL CASTRO

En sus declaraciones, el brazo derecho de Pablo Escobar, que no hace señalamientos directos a ninguna figura sandinista, acusa a Raúl Castro, hermano de Fidel y vicepresidente cubano, de ser el contacto en la isla para el narcotráfico.

“Lo sabía Raúl Castro”, aseguró Velásquez. “Él era el que estaba enterado, porque era el contacto directo”.

Las confesiones de Velásquez, de momento, han servido para detener al ex ministro de Justicia colombiano, Alberto Santofimio, acusado de participar en el asesinato en 1989 del candidato presidencial Luis Carlos Galán, por orden de Pablo Escobar. Velásquez acusó a Santofimio hace unas semanas y éste fue llevado el pasado viernes a Bogotá para rendir indagatoria.

"NO PUDO HABLAR"

“No. No puedo porque nadie me garantiza la vida. Ni ustedes ni nadie. Precisamente estoy vivo por eso, porque no he hablado. Mi silencio es mi garantía”, dijo Federico Vaughan, a LA PRENSA cuando se le consultó, vía telefónica, si podía hablar del tema de las supuestas operaciones de narcotráfico con las que lo vinculan a él y a Tomás Borge