En defensa del neoliberalismo

 

El ketchup y la internet

 

Adolfo Rivero Caro

Ya ha pasado una década desde el colapso del campo socialista y los recuerdos se van haciendo borrosos. Los partidos comunistas de viejo cuño han perdido su prestigio. Siempre se insiste en su carácter represivo. Ese carácter represivo, sin embargo, no depende de la malevolencia de determinados dirigentes, sino de una necesidad del régimen, un tema complejo cuya exploración requeriría un espacio que ahora no tengo. Lo que es necesario subrayar, sin embargo, es que los comunistas siempre defendían causas muy bellas. Defendían la paz, la justicia social, los derechos de los trabajadores, la igualdad racial, los derechos de la mujer y el cuidado de la naturaleza, además de la necesidad de subvencionar a los jóvenes artistas e intelectuales y de dar educación y atención médica gratuitas. Es en esto, precisamente, donde radica el atractivo de las ideas de la izquierda. Ahora bien, es importante darse cuenta de que la creación de organizaciones especialmente dedicadas a la promoción de una causa --sea la justicia social, los derechos de los negros, de las mujeres, de los inmigrantes o de las jutías congas-- supone que esa causa está en situación crítica o bajo ataque porque, de no ser así, no tendría sentido organizarse para luchar por ella. Actualmente, no hay organizaciones para luchar por el derecho al voto. En realidad, mucha gente ni siquiera tiene interés en ejercerlo.

Ahora bien, los comunistas creaban esas organizaciones por una razón muy sencilla: porque la sociedad capitalista en su conjunto era considerada activamente hostil al proletariado. La religión, el derecho, el arte, la moral no eran más instrumentos de dominación de clase. De aquí que fuera necesario y útil subvertirlos. La cultura era un campo de batalla con muchos ''frentes''. De aquí que hubiera distintos ''destacamentos'' para combatir en cada uno de ellos. Las mismas guerras no eran sino producto de los conflictos de intereses entre las corporaciones capitalistas de los distintos países. De ahí que fuera necesario y útil luchar por la paz. Y siempre, por supuesto, contra el imperialismo americano, máximo representante del capitalismo mundial y, por consiguiente, baluarte de la opresión planetaria. Es increíble como hay presuntos intelectuales que siguen esgrimiendo estos argumentos, verdaderos arcabuces intelectuales, como si fueran modernísimas ametralladoras.

El problema de los comunistas no es que tuvieran objetivos malignos, sino que muchos de esos objetivos eran utópicos y que estaban profundamente equivocados en cuanto a los medios para conseguirlos. Lo que ellos proponían era concentrar todo el poder en un grupo de intelectuales dispuesto a arrasar con valores y mecanismos producto de muchos siglos de desarrollo. No querían que el motor de la economía fueran los ''mezquinos'' intereses individuales, sino ''los intereses de la sociedad en su conjunto''. Ahora bien, ¿quién representa concretamente a ''la sociedad en su conjunto?'' Ah. Ese es el problema. Los comunistas pensaban que eran ellos porque sólo ellos comprendían ''las leyes científicas del desarrollo de la sociedad''. Muchos de ellos eran personas honestas. El problema es lo que les sucede a las ''personas honestas'' cuando se les da un poder total.

La famosa Fundación Tides, tan generosamente financiada por Teresa Heinz Kerry (Madam Ketchup), fue creada en 1976 para promover esas ''causas progresistas'' y frentes de batalla contra el capitalismo. Desde su fundación, ha estado dedicada al ''cambio social''. La Fundación se especializa en recaudar fondos que luego pasa a toda una serie de organizaciones de izquierda que los donantes originales no quisieran o pudieran financiar directamente.

La Tides Foundation fue la creadora de eGrants.org, ''una organización no lucrativa que se concentra en la recaudación de fondos para la internet''. Que nadie se equivoque, los fondos sólo son para los grupos izquierdistas y anticapitalistas de la internet. La Tides le ha dado $376,000 al Independent Media Center (IMC), un bastión de la extrema izquierda, furibundo partidario del Foro de Sao Paulo. Cuando abrí su web site me encontré con que estaban llorando a moco tendido porque ''les habían robado el referendo'' ¡y los bolivianos iban a exportar su gas! Esta organización es una típica beneficiaria de la generosidad de la Tides Foundation y de Heinz Kerry. Entre los proyectos del Tides Center está el llamado Instituto para las Comunicaciones Globales (www.igc.org), una especie de centro coordinador para propagandistas de izquierda de todo pelaje.

Según Judi McLeod, veterana periodista canadiense, la Tides Foundation jugó un papel decisivo en la vinculación de Cuba a la internet. La Web/Nirv, una afiliada canadiense del IGC y de su desprendimiento la Asociación para Comunicaciones Progresistas (APC), utilizó un cable submarino de 64 kbps desde La Habana hasta Sprint, en Estados Unidos, vinculando a los cubanos con la red mundial. La IGC y APC están entre los mayores proyectos de la Tides Foudation. La IGC es una enorme red transnacional de comunicación por computadoras que trabaja las 24 horas del día.