El gran cambio Adolfo Rivero Caro Todos recordamos momentos particularmente intensos de nuestras vidas que ayudaron a definir nuestra propia personalidad. Con los pueblos pasa lo mismo. De alguna forma, la decisión polaca de combatir la invasión nazi de 1939 preparó el camino, 40 años después, para la fundación de Solidaridad. Hoy, los venezolanos están viviendo un momento similar. Hugo Chávez está tratando de establecer una dictadura militar frente a pueblo desarmado, pero indomable. El resultado de esta lucha puede definir lo que será Venezuela en los próximos 50 años. Por primera vez, los venezolanos están comprobando en carne propia que la gran prensa ''liberal'' americana, al igual que la mayoría de los intelectuales, está muy lejos de ser anticomunista. Están comprobando que, muy por el contrario, tienden a inclinarse del lado de los Chávez y los Castro, como lo hemos comprobado los cubanos desde hace mucho tiempo. Ahora los venezolanos saben lo que es tener a Lucía Newman, de CNN, en Caracas, como los cubanos la hemos tenido en La Habana desde hace 10 años. El Canal Fox de noticias, por su parte, manda a Geraldo Rivera y éste repite que el país está dividido y que los pobres apoyan a Chávez. Es exasperante. La comunidad internacional parece extrañamente impotente ante la tragedia de Venezuela. Pero, ¿qué significa exactamente la ''comunidad internacional''? En la comunidad internacional Castro habla por Cuba, Chávez por Venezuela, Komeini por Irán, Jiang Zemin por China, Saddam Hussein por Irak y Gadhaffi por Libia. Los 22 países miembros de la Liga Arabe representan a 280 millones de personas, 65 millones de las cuales son analfabetas. Entre ellas, 50% de todas las mujeres. En los últimos 20 años el crecimiento anual del ingreso per capita ha sido de 0.5%. Ninguno de esos países conoce la libertad. Sólo 0.6 por ciento de su población usa la internet. Pero estas arcaicas dictaduras imponen en Naciones Unidas, una y otra vez, sanciones y denuncias contra Israel, el único estado democrático de toda la región. Son, sin duda, una parte importante de la ''comunidad internacional''. Como la mayoría de los países africanos. Los informes de Amnistía Internacional y Human Rights Watch denuncian al gobierno libio como un grosero violador de los derechos humanos. El Departamento de Estado considera a Libia como uno de los siete países patrocinadores del terrorismo. Naciones Unidas, sin embargo, acaba de nombrar a Libia como presidente de su Comisión de Derechos Humanos. Los únicos países que votaron en contra fueron Estados Unidos, Canadá y Guatemala. Ningún país europeo se opuso. Esto debe hacer reflexionar a los que insisten en que, por alguna misteriosa razón, la Organización de Naciones Unidas o su Consejo de Seguridad les confieren autoridad moral a las acciones del gobierno americano. ¿En qué sentido puede la opinión de China, Rusia o Francia conferirle autoridad moral a una decisión de Estados Unidos? En realidad, Naciones Unidas significa muy poco. Reflexionemos por un momento. Irak se apoderó de Kuwait en 1990. ¿Qué hubiera sucedido si Estados Unidos no hubiera intervenido? Kuwait hubiera desaparecido e Irak sería la potencia hegemónica de la región. ¿Y Naciones Unidas? Bien, gracias. La realidad es que la mayoría de los países representados en Naciones Unidas está regida por dictaduras represivas. Es por eso que estamos avanzando, inevitablemente, hacia un mundo unipolar. Nada que lamentar. En muchos sentidos, los venezolanos están madurando políticamente a una velocidad vertiginosa. Estereotipos formados a lo largo de casi un siglo se derriten como velas encendidas. ¿Qué se ha hecho de la vieja y profunda convicción en la lucha de clases? ¿Acaso no está claro que los que quieren barrer con las propiedades de los empresarios son los mismos que también quieren barrer con los derechos y libertades de los trabajadores? Es extraordinario. Muchos intelectuales todavía no lo comprenden. Chávez es furiosamente antiamericano, pero el fondo del antiamericanismo es el anticapitalismo. Después de todo, Estados Unidos es el buque insignia del capitalismo mundial. Chávez está contra el desarrollo de las empresas privadas, contra el Tratado de Libre Comercio. En realidad, si tomamos los 10 principios de la libertad económica (ver Indice de la libertad económica 2003 en www.neoliberalismo.com), podemos constatar que Chávez se opone a todos. Su modelo es el marxistaleninista de Fidel Castro. Ahora bien, en el Indice de la libertad económica, Cuba está en el lugar 154 entre 155 países. El 155 es Corea del Norte, donde han muerto de hambre 2 millones de personas en los últimos 5 años. Cuba y Corea del Norte son los ejemplos del modelo anticapitalista. Su objetivo es el máximo control del estado sobre el individuo. Su opuesto es el modelo procapitalista cuyo objetivo es la máxima protección de las libertades individuales, incluyendo la libre empresa, mediante el estado de derecho. En América Latina, su mejor ejemplo, hasta el momento, es Chile. Una oposición consecuente a Chávez debía ser una oposición consecuente a sus ideas. Esto sería un gran cambio en nuestro continente, pero, después de todo, fue un venezolano, Carlos Rangel, su precursor en Del buen salvaje al buen revolucionario. Y el último libro de Américo Martín se llama Fidel Castro y América Latina. La lucha contra Chávez nos está dando, implícitamente, una guía positiva para la acción y un modelo para el futuro de Venezuela.
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