En defensa del neoliberalismo

 

Orestes Ferrara y la contemporaneidad *

Para Po.                 
Emilio Ichikawa

I.

Cada día se hace más evidente que al mundo global no corresponde un hombre en calidad de "ser social", ni el hombre abstracto o cosmopolita imaginado por la Ilustración, sino el hombre como "ser grupal". En el caso extremo, el hombre único: el hombre en su piel. Uno puede ser cualquier cosa siendo lo mismo, independientemente de las condicionantes. Esas potencias mútiples fueron anunciadas por Robert Musil en un libro que se tradujo como El hombre sin atributos, pero que con más agudeza Malraux nombró como El hombre disponible.

En los micro-reinos de los departamentos, aulas, familias, farms, cruceros, canales de televisión y estaciones radio, anidan hoy déspotas y santos, tiranos y presidentes, esclavos y ciudadanos. Criticar al presidente de la nación es mucho más fácil que criticar al jefe inmediato; es el secreto de una microfísica del poder, a la cual corresponde una "microfísica de la obediencia". El destino se dirime en los loci circundantes, y la guerra se ha desencadenado en mi nuca.

Como gustaba ejemplificar el amigo Iván de la Nuez, el conocido escritor Milán Kundera no dice que es europeo, ni que Chekoslovaquia fue su patria, o que lo es Francia, sino simplemente Bohemia. La "patria" se hace más localizada, se encoge a nivel de terruño, como decía José Ingenieros, para compensar el movimiento generalizador de la globalización, que no es más que la forma en que se ha decidido sobrenombrar el indetenible proceso de norteamericanización del mundo.

Viajar dentro de los Estados Unidos parece que no es viajar pues estamos familiarizados con su geografía y sus formas políticas desde pequeños. No nos resulta interesante, y hasta el "evento absoluto" del World Trade Center entraba en los bordes de las posibilidades que las imágenes televisivas habín tejido en nosotros.

Este proceso fue de alguna manera entrevisto en el siglo XIX por Alexis de Tocqueville, quien termina uno de los capítulos de mayor inspiración profética de su libro La democracia en América presagiando: el futuro (es decir, el hoy) pertenecerá al "arado" de los norteamericanos o a la "espada" de los rusos. Y bien, acabó siendo de los norteamericanos el futuro aquel; solo que, a diferencia de lo que dijera Tocqueville, usaron también la espada para conquistarlo. A fuerza de trabajo y guerra Noteamérica marca el ritmo de la danza de las naciones; imponen su tecnología y se aprestan a desplegar su moral. El pasatiempo favorito de los imperios de antaño como China, Egipto, Alemania,Mongolia, Japón, Rusia, México, Fracia, España, es emularla. Ante el empuje de Norteamérica las viejas culturas hasta se han vulgarizado: la burla, la ironía y los chistes que circularon con motivo de los sucesos de "september 11"  rozaron la ordinariez.

Las legiones intelectuales se aprestan a cumplir su rol doctrinal estimulados por la trivialización del relativismo cultural y la hipócrita tolerancia que le acompaña. Poca gente ha llamado la atención acerca de que el libro de Harold Bloom El canon Occidental, que se opone al populismo literario de los relativistas, es un esfuerzo por servir al imperialismo nacional norteamericano (1) poniendo la cultura (literaria) anglosajona en relación directa con el mundo grecolatino; una operación similar a la que había realizado Lutero al traducir una edición de la Biblia al alemán, desmarcándose así de Roma.

En medio de estos eventos los cubanos asumen y a la vez rectifican el concepto de "tierra prometida" mezclándolo, más que con un movimiento de regreso, con uno de partida. Esa fuga, sin embargo, no entraña una pérdida sino una recuperación. Una reapropiación que implica además la mutilación de una parte de lo adquirido. Un canje de los más advertidos en la comunidad cubana de Miami, por ejemplo: la alta cultura que genera una revolución de matriz bolchevique, se cambia a pedazos por una cultura popular azotada por esa misma revolución cuyo líder aseguró que se hacía por los humildes y para los humildes. El Lago de los Cisnes por una  mesa dignamente servida, la telenovela "La gata salvaje" por la inmortal Ana Karenina, la seguridad (en su doble sentido de policía y poco  riesgo) por la libertad: y la gente está conforme con el trueque.

La patria cubana cubana es hoy de una fisicalidad temporal; se trata de un mundo elusivo con dos capitales: La Habana y Miami. Una y la otra son centros doctrinales que se han (auto)otorgado diferentes historias, que honran a diferentes héroes y se disputan a José Martí exaltando las ideas de mayor conveniencia y censurando según los intereses del momento: en la isla se silencia el democratismo martiano, en el exilio apenas se habla de sus críticas decididas a la nación del norte.

Sé tomar distancia y percibir desde la barrera, con objetividad, los movimientos de una y otra parte; pero no me gusta ser juez sino participar de la querella como uno más. Considero esto más sincero y creíble que posar como un hombre exánime que apenas sabe lo que defiende. Por eso confieso mi parcela en la disputa: yo me ubico del lado de acá de la cerca, yo soy de los que cree que el gobierno de Fidel Castro es una tiranía ineficiente e inmoral, que su ideología no pasa de ser una jerga chapucera y su ejército una banda armada.

Yo soy bueno y soy tolerante, pero mi pensamiento no lo es, ni tampoco, a veces, mi palabra. Por eso creo que es necesario el diálogo, pero que sus fundamentos son falsos. Es decir, debemos sentarnos a conversar con los castristas; dialogar, porque son cubanos  como nosotros, solo por eso, y no porque puedan vendernos a mansalva algún pretendido elemento de racionalidad civil contenido en un sistema totalitario, que es la médula del castrismo. "Te amaré en silencio", es la táctica de mi acercamiento a los funcionarios castristas de la isla.

No sé aún cómo será ese proceso de reconciliación histórica en el futuro (para no hablar de la solución jurídica del diferendo); no sé cómo se enseñará a la gente que ha creído que el Ché Guevara fue un soñador (norteamericanos incluídos), que dirigió pelotones de fusilamientos y masacró incluso a algunos de sus amigos; o cómo se enseñará que la única guerra en que han participado tropas cubanas y norteamericanas lo hicieron en calidad de aliadas o cooperantes; o que el único choque frontal que ha habido entre cubanos y norteamericanos, con sus leyes, su policía y su prensa no lo protagonizó Fidel Castro sino el exilio de Miami cuando el afair Elián González, y que ese choque es considerado hoy de manera unánime como un error esencial en la relación con Norteamérica. Fidel Castro ha sido más fiel que el exilio en este precepto básico de las relaciones de poder: "No te metas con los americanos". Es esa su gran revelación al Presidente venezolano Hugo Chavez.

Como parte del proceso descrito anteriormente, el día 21 de enero se recordó en La Habana la muerte de Vladímir Ilich Lenin, el cual fue considerado por el escritor Fernando Rojas en calidad de "genio". Al no aclarar el campo específico en que Lenin ejerció dicha genialidad, Rojas no deja otra alternativa que la de coincidir con él. Lenin fue un genio del poder y de la represión. (2)

Entretanto, del lado de acá de la cerca, esta Universidad de Miami nos acoge para conversar sobre Orestes Ferrara; una nota en la tradición que se enaltece precisamente en su desacople con la evocación del político bolchevique.

No soy biógrafo de Orestes Ferrara, tampoco, un descendiente que pueda aportar datos cruciales acerca de su vida o precisar pasajes de sus voluminosas Memorias, publicadas generosamente por Carlos Alberto Montaner en la Editorial Playor (1975); por eso me limitaré en esta charla a referir algunos hitos significativos de su vida, que permitan emitir algunos juicios de actualidad. (3)

Mis consideraciones contarán con los comentarios del querido amigo y colega Adolfo Rivero Caro, seguramente agudos y polémicos (es su estilo), quien goza su cubanía en medio de la gran osadía intelectual de reconocerse como un neoliberal radical. En este sentido, hay ideas en la bibliografía de Ferrara para su gusto y para su disgusto también.

II.

Orestes Ferrara vivió con intensidad 96 años; casi siempre estuvo, creo que lo buscó, cerca de las zonas de definición histórica. Nació en Nápoles, el 8 de Julio de 1876 y murió el 16 de febrero de 1972. Llegó a territorio cubano liberado en 1896, donde fue acogido por Salvador Cisneros Batancourt, Presidente de la República en Armas, y después por el Mayor General José Miguel Gómez, amistad que sería un sello destinal en su futuro politico durante la República.

Coinciden en su estructura mental un sano sentido común con el más intenso impetu  revolucionario. Puede decirse de él que fue un guerrero; de hecho, peleó por la libertad de Cuba, pero igual se aprestaba a la lucha por la libertad de Creta. Estas ansiedades, que conste, no solo fueron caprichos de juventud.

Es muy difícil rotular su ideología. Hizo su carrera política dentro del Partido Liberal, pero Carlos Márquez Sterling , que conoció a fondo su trayectoria, aseguró que esa militancia en el Partido Liberal le alejaba de los "liberales" como él. La dupla cubana liberales-conservadores no estuvo teóricamente diseñada; como suele suceder en la praxis política real, el carisma de los caudillos es más definitorio que los contornos de las ideologías. (4)

Al finalizar la segunda intervención norteamericana toma la posesión del poder el liberal José Miguel Gómez un día 28 de enero de 1909, lo que abriría las puertas a la carrera política de Ferrara. (5) Esta se extendió hasta 1933, fecha en que asoma una nueva generación de políticos cubanos forjados en la querella en torno a la revolución y el uso de la violencia en contra de la permanencia en el poder del Pte.Gerardo Machado. A partir de esta fecha ejerce la política básicamente de manera indirecta, en forma de consejerías: puestos diplomáaticos, representaciones, ejercicio de influencias, etc.

En 1940 participa, elegido por Las Villas, en la Convención Constituyente, institución que le proporcionó todavía la posibilidad de ejercitarse como polemista, recurso que manejara a lo largo de toda su vida. Aún en sus últimos escritos, en medio de esa pausa existencial que da la experiencia, asoma el afán de disputa. Lega así, a través de la tradición oral, algunas de las anécdotas de mayor humor político que recoge la historia política cubana. Este hecho es muy significativo pues si bien Cuba es una isla muy hedonista en la vida cotidiana, su historia, su política y su formalismo moral suelen alardear de una extrema solemnidad. A veces podría decirse que se paralizan de almidonamiento. (6)

Finalmente, el Pte. Carlos Prío lo designa embajador ante la UNESCO (1949), lo que le prepara ya un viaje definitivo a las raíces. Aunque calificamos a la vida pública de Ferrara como exitosa, no sedó de registrar accidentes y viajes a varios exilios.

Ahora tenemos ante nosotros eso que solemos llamar destino.Terminada la guerra albergó la intención de regresar a su país, pero la palabra ocasional de un amigo definió su biografía. José Miguel Gómez lo persuadió y Ferrara se incorporó al diseño político de Cuba independiente. Fue así que logra ejercer gobierno en Las Villas, trabaja como abogado, se presenta como profesor de Derecho Político en la Universidad de La Habana y hace una rápida carrera partidista en el Partido Republicano de Las Villas y en el Partido Liberal, precisamente al amparo de su amigo José Miguel Gómez, líder de esa inntitución.

Orestes ferrara, Carlos Mendieta y Enrique Villuendas (asesinado misteriosamente en el Hotel La Suiza, de Cienfuegos), formaron el trío de lujo de los liberales del centro villareño.

En el contexto general de la carrera hacia las segundas elecciones republicanas se produjo un fraude tan escandaloso, que rompió el equilibrio político y llevó a un ambiente de violencia en el que Ferrara llegó a incendiar el ayuntamiento de Vueltas.

En los momentos actuales, donde el "sujeto reformista" se define como antípoda del "sujeto revolucionario", resulta interesante considerar a un hombre como Ferrara, quien conjuga una lealtad provada a las leyes y el oficio de legislador, con una marcada propensión a la violencia.

III.

Conceptualmente hablando, la teoría política clásica considera contradictoria la dupla República-Monarquía. Creo que para el caso cubano este esquema no funciona. Tampoco, por supuesto, para la recomposición histórica de otros países (ex-post) coloniales.

A pesar de todos los esfuerzos investigativos realizados, no conozco algún plan notable de monarquía cubana; solo se registran especulaciones. No obstante, en su libro Política y militarismo en la independencia de Cuba. 1868-1933 (Edit. Colibrí, España, 2000), el historiador José Hernández refiere el insólito caso de un Emperador cubano; se trata de Doroteo, un esclavo prófugo o liberto coronado por un día.

De cualquier modo lo que sí es pertinente afirmar, aunque de manera contrafáctica, es que la monarquía como forma política no estaba reñida con los planes políticos de independencia. Bastaba con pretender la coronación de un rey criollo y conservar el resto de las reivindicaciones independentistas. La indiferencia monárquica puede explicarse de varias formas: una de ellas radica en el hecho de que, quizás, los cubanos veían en el reinado la forma simbólica de la metrópolis de la cual precisamente se querían desgajar; la otra explicación es positiva, y se trata de la influencia norteamericana, cuya intensidad no se ha dado a conocer en toda su magnitud por los prejuicios independentistas de la historiografía cubana en general y, en particular, por el tabú antinorteamericano de la historiografía de la isla.

El pensamiento independentista cubano pretendió de manera casi absoluta la república democrática; de hecho, los llamados "territorios de Cuba liberada" durante la(s) guerra(s) de independencia se dotaron de una formalidad constitucional y representan todavía hoy la utopía política de muchos intelectuales cubanos.

Es lógico entonces que la Cuba independiente de 1902, que emerge además de una intervención y reforma de la isla por parte de los norteamericanos (proceso que Carlos Alberto Montaner ha calificado de "ejemplar transición"), adoptara un esquema  republicano. Desde entonces y hasta el presente el enemigo del republicanismo cubano no es el monarquismo sino estos dos recurrentes fantasmas:

1-La intervención extranjera.

2-La revolución.

Ferrara conoció y disfrutó muchísimo a los Estados Unidos en varios exilios. Le encantó New York; estaba libre de los prejuicios y resentimientos que entorpecen el goce de la obra humana ciñéndoles pasaporte y nacionalidad. Luchó por la independencia de Cuba, pero su legado está libre del antinjerencismo de la patriotería.

Frente a la revolución tuvo simpatías y distanciamientos, hizo sobre ella profecías bastante equívocas; por tal razón no me atrevo a hacer un juicio acerca de este punto, habría que meditar bastante antes de aventurar una consideración resultante. A veces se pronuncia favorablemente a la revolución, específicamente en lo que se refiere a su capítulo armado; pero inmediatamente lo vemos concibiendo leyes, criticando con templanza el abuso indiscriminado de la violencia.

En sus Memorias la revolución, la aventura, la guerra, se muestran como eventos que seducen al hombre valiente; en otros artículos y discursos se expresa de manera cautelosa y a veces muy crítica del ejercicio revolucionario.

Su formación rousseauniana lo hace simpatizar con las clases humildes; su carrera militar, por demás, le permitió vivir en una "microcultura" (en este caso el ejército libertador cubano) donde las jerarquías no se establecían necesariamente a partir del origen social. (7) Sin embargo, Ferrara siempre mostró interés en las zonas de protagonismo político, y llegó a sentirse satisfecho con el trato de las altas personalidades del poder, incluyendo a Primo de Rivera y Mussolini, por mencionar solo dos. Ya anciano, revalorizó algunos elementos de la aristocracia; se puede leer en sus Memorias el siguiente pasaje: "... con más experiencia, puede saber que República y Monarquía, en la vida institucional de los pueblos no representan exclusivamente ni el bien ni el mal; y si la República responde más a algunas circunstancias de nuestra modernidad, en la práctica produce resultados disímiles. Así en Italia se traduce por clericalismo; en España responde a una gradual desintegración nacional; y en Inglaterra, de quererse aplicar resultaría en la descomposición del grupo magnífico de Estados que constituyen el Commonwealth." (8)

En un trabajo publicado originalmente en El Heraldo de Cuba y titulado "Las enseñanzas de una Revolución" (La Habana, 1932), Ferrara se muestra mesurado en sus juicios acerca del fenómeno revolucionario.

Critica los intentos de cambiar revolucionariamente el presente y, tirándose a fondo, vaticina la imposibilidad de cualquier revolución producto de los avances tecnológicos en el campo militar. Las barricadas no resisten a los aviones, pensaba Ferrara, las revoluciones son ya cosa del pasado. Se equivocaba: la propia historia de Cuba le desmintió. Desde los tiempos de la llamada Revolución del `30 los revolucionarios  armados no fueron considerados ya "libertadores" sino "revoltosos".

La tradición oral atribuye a Ferrara  la afirmación de que Cuba era "un país de café con leche y pan con mantequilla"; además de una sonada anécdota que en cualquier lugar podría considerarse racista, menos en Cuba. Dicen que el hacendado Cortina presentaba en el Capitolio un proyecto con el objetivo de hacer de la agricultura cubana una suerte de agricultura suiza en el Caribe. Todo cuadraba perfectamente en el plan, cuando Ferrara objetó: "Eso esta muy bien magistrado, pero... ?con cuantos suizos cuenta usted para sacar adelante su proyecto?." Se trata de un evento legitimado según la lógica del "dicen que dijo"; yo lo conocí a través del Dr. Julio Fernández Bulté, cuando era Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. Lo contaba fingiendo un acento italiano en su español, lo que era muy divertido. (9)

Sin embargo, en sus escritos Ferrara se muestra muy satisfecho con las cualidades civiles y ciudadanas que conoció entre cubanos (fue a una cubana ilustre a quien amó); en los momentos difíciles, en sus comparaciones más exigentes (y a veces hasta inadecuadas), llega ser crítico de la clase política criolla, pero halaga a la gente de la isla. La afirmación de una dudosa cualidad cubana a partir de las exteriorizaciones del carácter político es un  frecuente error que alguna vez previera Virgilio Piñera: "...que Batista tuviera unos cuantos matones, no quiere decir que el cubano sea sádico". (10)

En el texto "Las enseñanzas de una Revolución", redactado en un momento muy difícil de la historia cubana (1932), (11) Ferrara hace todo un panegírico de la vocación democrática y liberal del pueblo que contradice anécdotas como las citadas. Pero también es cierto que fue un objetor, como Martí, de algunas de nuestras maneras políticas. Hace una crítica del comportamiento histórico de la oposición en la política cubana; en las oposiciones llega a ver hábitos, modas, poses que se repiten (por ejemplo, todas las oposiciones cubanas reprochan al poder de turno haber "traicionado a Martí" y afirman venir con el "Martí verdadero"); y lo que es peor, se trata de oposiciones que una vez en el poder reinciden en todo aquello que criticaban.

Como observa Ferrara, incluso las revoluciones se acompañan de una regular demagogia: "Durante la República, hemos tenido tres revoluciones, incubadas y desenvueltas bajo la influencia de predicaciones idénticas. Las palabras libertad, sufragio y constitución, sirvieron para llamar al pueblo a las armas en contra de Estrada Palma, y estas mismas palabras, fueron invocadas para combatir al general Menocal. En la última revuelta, el eco del grito rebelde que llegaba a la ciudad, repetía: libertad, sufragio, constitución. A esta identidad se une otra: los actos denunciados, la acusación irritada, la queja por los atropellos sufridos, la protesta contra camarillas organizadas, y las violencias electorales, son las mismas." (12)

Ferrara fue un cultivador de la tolerancia; criticó una ética política basada en el autoritarismo y la exclusión. La lucha por intereses grupales fue, y es, un obstáculo en el esclarecimiento de un concepto todavía muy vago en la política cubana: el interés nacional.

No está determinado aún ese deseo de última instancia, que prima por encima de lo demás, que sirve para dar coherencia a los anhelos y sirve de soporte unitario a las diferencias políticas: no tenemos una religiosidad intensa, no somos fanáticos de ninguna creencia, no contamos con mitos fundacionales, por si fuera poco, nadie nos quiere invadir ni nos reclaman una salida al mar. Somos orgullosos, tenemos ínfulas patrióticas como los demás, pero nuestro nacionalismo no se sustenta positivamente sino, insólitamente, en tres vacíos:

1-No tenemos un texto sagrado.

2-Nos falta una lengua propia.

3-Carecemos de un tipo racial coherente.

La falta de claridad en la formulación de un interés nacional, (13) junto a la ambición personal, explica una parte de las inconsecuencias de nuestra historia. Señala al respecto Ferrara: "El `quítate tú para ponerme yo`, resulta el objeto único y el fin último de la democracia; para ser más exactos, de nuestra democracia." (14) Esta descoordinación política le lleva a comparar a la República cubana con algunas naciones de Latinoamérica; y agrega: "... o si queremos recorrer algunos siglos, a los Estados italianos del Renacimiento." (15)

Su estilo moralista, halagador y amonestador con frecuencia, le incorpora a ese grupo de pensadores de la República que le hicieron a nuestra comunidad diagnósticos éticos de acuerdo con una estructura constante: descripción de males, enumeración de causas posibles y propuesta de medios para solucionarlos.

El pensamiento político de Ferrara se caracteriza por su agudeza y originalidad; recoge momentos de genuína clarividencia; observaciones sobre nuestra historia y sobre eso que podemos llamar, con las reservas de siempre, el "carácter cubano".

Su juicio sobre Pte. Gerardo Machado, por ejemplo, toma un rumbo muy original distanciándose de los consabidos epítetos de "dictador", "desarrollista", "azno con garras", sobreusados por la historiografía tradicional. Ya en la etapa final del gobierno machadista dice Ferrara: "El presente gobierno no es tiránico, es paternalista. El Pte. Machado ha tenido el defecto capital de creer que lo que él piensa es el bien supremo, y que su gobierno debe resolverlo todo, y hacer el bien de todos. Esto es una grave dificultad para un gobernante, que de esta forma se daña a sí mismo. Yo diría, que este es el defecto de los gobernantes de mucho entusiasmo." (16) Aclarando un malentendido que llevó al entonces joven intelectual Pablo de la Torriente Brau a acusarlo de complicidad con una dictadura, apunta: "Yo no fui nunca machadista, porque no había ido a buscar la muerte a Cuba para someterme a un hombre, y lo que era peor aún, a un nombre. (17)

Lo acercan al liberalismo en su sentido contemporáneo no solo su defensa política de la democracia, sino además la comprensión de lo que debe ser una participación razonable del estado la economía. Concluyendo sus Memorias afirma al respecto: "Soy igualmente un sempiterno anti-estatal, por odio intuitivo a la burocracia, especialmente a la de los países latinos. No cabe duda que la limitación de las funciones estatales impulsan la colectividad humana hacia el mayor bienestar. Considero que el orden es la primera necesidad de la vida colectiva, pero cuando es espontáneo, cuando es la resultante del concurso de la voluntad general. El Estado, a mi entender, es indispensable para impedir el abuso, no para crearlo; para reprimir la violencia, no para ejercerla; para armonizar los interesas procomunales, no para dominarlos." (18)

Su preocupación es lógica; estaba al tanto del auge de las tendencias políticas "estatistas" como el nazismo, el fascismo y el stalinismo. Era por demás napolitano y podía vislumbrar los peligros de un "príncipe" o un "padrino" a cargo de un eatado. Respecto a sus prevenciones sobre una dictadura estatal puede decirse que es algo forjado desde su más temprana juventud.

IV.

Cuando tenía 19 años y estudiaba en la Facultad de derecho de la Universidad de Nápoles, Ferrara se apuntó en la parte liberal del debate político predominante entre marxistas y rousseaunianos. Testimonia que ya en 1895 predominaba en el ambiente universitario un radicalismo juvenil que coqueteaba con un comunismo de corte marxista.

No es casual la fuerza ideológica y propagandística que muestra hoy la llamada izquierda italiana, que incluye a un poderoso Partido Comunista y que, por demás, tiene la ventaja ideológica de poder reivindicar una herencia relativamente desmarcada del canon intelectual stalinista. Labriola, Gentile, Croce, Gramsci, es la batería latina que auxilia a algunos "comunismos post-comunistas".

El marxismo italiano fue tempranamente divulgado en la Cuba castrista. Se hizo, por ejemplo, una eidición bastísima del libro El materialismo histórico, de Antonio Labriola, y se llegó a considerar a Gramsci, con el entusiasmo tardío del ex-ministro de cultura Armando Hart, y la complicidad de algunos porfesores universitarios, una suerte de alternativa ideológica de la revolución. De más está decir que proliferaron los engendros que vinculaban a José Martí con esa tradición intelectual.

Se creó entonces en La Habana la Cátedra Dante Alighieri, que ayudaba a llenar el vacío dejado por la Casa Lenin, agazapada ahora tras el nombre de Casa de la Revolución. Esa Cátedra cumple un activo rol ideológico que, por ocasiones, ha contado con la visita de eminentes jóvenes italianos con alguno de los cuales tuve una gran amistad.

Ferrara recuerda las intensas reuniones intelectuales que se daban en Roma, en el Café Aragno, situado en la central calle de el Corso. Allí, rodeado de público, el profesor Labriola solía disertar sobre marxismo y otros temas de interés político. Es con ese mundo intelectual complejo y a veces hasta contradictorio en sus fuentes, que llega Orestes Ferrara a los campos de Cuba, donde corrían las ideas liberales francesas y las creencias de una norteamérica pujante. (19)

Orestes Ferrara fue un peculiar "conservador" dentro del partido de los "liberales" cubanos. Estuvo avisado siempre contra los excesos de las ideologías y comprendió desde el inicio que cualquier creencia política defendida con fanatismo podía devenir en una religión utópica. Fue, quizás, el último de los "libertadores" (término utilizado para calificarle por el Dr. Carlos Márquez Sterling y que resulta más justo que el usual de "veterano") enfrascado en el mejoramiento político de Cuba. No escribió mucho sobre Castro; cuando lo hizo, uno llega a simpatizar más con su pena que con sus razones. Terminó su vida en medio de una costosa faena intelectual, que hoy nos hemos empeñado en honrar.

Emilio Ichikawa
Universidad de Miami
Enero-2004

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Notas y referencias.

* Discurso de homenaje ofrecido en el Koubeck Center de la Universidad de Miami el viernes 23 de enero de 2004. En esa ocasión el Dr. Adolfo Rivero Caro tuvo a su cargo los comentarios críticos.

1-En las concepciones clásicas acerca del imperialismo este aparece como un fenómeno internacional donde la forma nación-estado de la modernidad comienza a quebrar. Esto puede descubrirse tanto en la obra El capital financiero de Rudolph Hilferding, como en el cuaderno Imperialismo: fase superior del capitalismo de Lenin.En el mundo actual, el imperialismo tiene sus huellas nacionales bien marcadas. Esto puede percibirse hasta en las formas de nominalizar las acciones bélicas. A principios de los años `90, mientras los norteamericanos llamaban a sus operaciones en el Medio Oriente "Tormenta del desierto", los franceses llamaban a una escaramuza en Africa "Operación turquesa".

2-Ver: Rojas, F. "Herejía y agonía de un genio". La Jiribilla (Semanario electrónico). enero-2004.  No.142.

3-La publicación de estas Memorias está rodeada de interesantes anécdotas. Por ejemplo: en la contraportada de la edición aparece una fotografía a caballo de Orestes Ferrara donde el Generalísimo Máximo Gómez posa de pie junto a él. Es evidente que se trata de un montaje. Cuenta Carlos Alberto Montaner, con mucho sentido del humor, que se trató de la “ayuda” de un amigo entusiasta. La excelente edición, por supuesto, podía prescindir de tal “empujoncito” histórico.

4-Hsta hace algún tiempo, cuando emitía juicios de este tipo, solía contenerme acotando:  “…como suele suceder en latinoamérica…”; a veces me aventuraba más cambiando el topónimo por otro un poco más amplio: “hispanoamérica”. Pero creo que es mejor considerar abstractamente: las virtudes y los vicios políticos pertenecen a cualquier lugar.

5-A diferencia de lo que se trató de instituir como un ritual político de la República, es decir, la investidura de poder cuatrianual de nuestros presidentes el día 20 de mayo, José Miguel Gómez asumió el máximo cargo político republicano un 28 de enero de 1909. Se trató en ambos casos del manejo intencional de fechas con significacion martiana. El 20 de mayo es como la resurrección de Cuba, un día después de la muerte del Apóstol cubano un 19 de mayo de 1895. El 28 de enero, es fecha de su nacimiento. El 28 de enero de 1909, el Vice-Presidente de la República Alfredo Zayas decía en un discurso: "La República resurge un día memorable: el día en que vió la luz el Apóstol de nuestra redención José Martí." Ese "resurgir republicado" no fue casual; en ello tuvo que ver la premura de planes por la salida de Roosevelt del poder. (Ver: Cuba Congreso, Senado. "Diario de Sesiones". Imprenta y papelería de Rambla., Bouza y Cía, La Habana, 1910).

6-La cultura cubana ha creado muchos contrasentidos. Destaca aquí una subespecie de humoristas graves que, si bien hacen chistes, son incapaces de reírse de ellos mismos y dotan a su trabajo de un sentido mesiánico. Algunos pretenden, por ejemplo, que será la risa o la broma el elemento redentor de la nación, aquella arma que curará el dolor de nuestra historia. Por cierto, un equivalente en estilo se encuentra en algunos vegetarianos que son una suerte de depredadores de zanahorias, bestias lechugueras, pues no solo no logran la armonía con la naturaleza, sino ni siquiera son capaces de comportarse en una mesa, cuestionando la composición de los manjares que disfrutan los demás.

7-Este punto es axagerado por la historiografía oficial cubana que ha llegado al punto de sugerir que el Ejército Libertador fue una suerte de modelo de sociedad donde, a pesar del mando militar férreo, se eliminaron las desigualdades, que es una manera (no marxista, por cierto) de entender la justicia. El historiador Jorge Ibarra, por ejemplo, ha considerado que en el Ejército Libertador se eliminó la discriminación racial pues algunos mulatos, como Antonio Maceo, obtuvieron altos grados dentro del mismo. Existen fuentes históricas que desmienten o al menos relativizan esta tesis. En el año 1998 la Biblioteca Nacional de Cuba preparó una exposición fotográfica sobre la guerra en Cuba en cuyas piezas se podían observar reiteradamente a mambises negros vistiendo harapos y cocinando, mientras otros de raza blanca se dedicaban a la plácida expectación.

8-Ferrara, Orestes. Memorias. Edit. Playor, España. p.134.

9-En una intempestiva intervención que hizo al terminar mis palabras el Dr. Sánchez Boudy, este aseguró que Ferrara había realizado una comparecencia televisiva donde  había negado que alguna vez dijera que Cuba fuera eso que cuenta la primera anécdota.

10-El periodista de Univisión Jorge Ramos, en un documental sobre la comunidad cubana que hizo durante el affair Elián González, destacaba la particular dedicación de los cubanos a la carrera política. De hecho, nosotros mismos hemos propuesto algunas charlas culturales por radio y televisión en lugares donde la audiencia es mayoritariamente cubana y los productores han dicho: "No, entre cubanos lo que tiene `raiting` es la política". Y es cierto, no solo músicos y peloteros, Cuba es también pródiga en la produción de políticos. Hoy mismo tenemos que los alcaldes de Hialeah, Miami y Miami Dade son cubanos: Raúl Martínez, Manny Díaz y Alex Penelas. Se dijo que la actuación de Penelas en el "caso Elián" le costó la postulación, pero se rumoraba que Al Goore había pensado en una fórmula con él. ?Por qué sucede esto? ?por qué los cubanos suelen ver en la política un camino expedito de realización existencial? Es un tema que merece un estudio aparte.

11-Supongo que se trata solo de una frase, de una "viejita del idioma", como suele decir Vicente Echerri: siempre consideramos a cualquier momento de la historia cubana como "muy difícil" o excepcional. Nosotros preferimos utilizar el calificativo de "insólito"; apelamos a él de manera tan reiterada que se me ocurrió preguntarle al querido Dr. Delio Carreras, miembro de la filial cubana de la Real Academia de la Lengua, si podía utilizar la palabra "insolitez" para referir una condición. Me aseguró que se trataba de un barbarismo imperdonable. Pero confieso que me tienta su empleo.

12-Ferrara, O. Las enseñanzas de una Revolución. Folleto, La Habana, 1932. p.20.

13-Un criterio de interés actual acerca del asunto del "interés nacional" puede encontrarse en la entrevista titulada ...y tiempo de recoger lo sembrado que el autor hiciera al Dr. Jorge Sanguinetti (Developed by DevTech Systems, Inc.) Ver: Ichikawa, E. "Entrevista a Jorge Sanguinetti". www.CubaFuturo.com (originalmente en www.cubaencuentro.com).

14- Ferrara, O. Las enseñanzas de una Revolución. edic. cit. p. 41.

15-Ibid. p. 39.

      A propósito de la analogía entre la isla cubana y algunos Estados del Renacimiento italliano que propone Ferrara recuerdo algo que me contó el escritor Abilio Estévez. Según dijo una vez, en algunos de sus paseos por la ciudad Lezama se aventuró a concluir: "La Habana es como Florencia." Pero inmediatamente acotó: "En tempo de crepúsculo."

16-Ibid. p. 57.

17- Ferrara, O. Memorias. edic. cit. p. 419.

18- Ibid.

19- En una plática el Dr. Sánchez Boudy aseguró que en un momento dado el 90% del Estado Mayor del General Calixto García se había graduado en universidades de Estados Unidos.