En defensa del neoliberalismo
 

Campeones de la familia

 

ADOLFO RIVERO CARO


Ver para creer. Los liberales americanos son los verdaderos defensores de los valores familiares. Los representantes demócratas Charles Rangel, Barney Frank y Joe Serrano no pueden dormir desde que Elián González está separado de su padre. A todos los liberales americanos les pasa lo mismo. Yo creía que la preocupación por la opinión de los padres no había figurado nunca en su agenda. Estaba equivocado. No supe comprender su defensa de la familia. Después de todo, ellos han sido los campeones de que se les repartan preservativos a los muchachos en las escuelas. No supe comprender que era una nueva forma de darle respeto a la mujer. En efecto, los preservativos chinos son marca ``Respeto''. Como no sé chino, no me había dado cuenta. Por otra parte, gracias a los liberales americanos, ahora las jovencitas pueden hacerse un aborto sin el conocimiento de los padres. Así no pasan pena, las pobrecitas. Y si no se le dice a los padres es para que no les vaya a dar un ataque al corazón. Eso sí es preocupación por la familia. ¿Por qué se va a censurar a una adolescente embarazada? Eso es cruel. Lo que hay que hacer es nombrarla cheerleader y que las amiguitas la ayuden a preparar el baby shower.

A los liberales americanos les debemos que en Estados Unidos las mujeres solteras pueden dar a luz gratis, y se les dé dinero por cada hijo que tengan, mientras que las casadas se tienen que pagar el parto y arreglárselas como puedan. Y también que un hombre y una mujer tengan que pagar más impuestos si están casados. Pero bajo ningún concepto esto puede considerarse como desalentar la familia. No. Lo que ellos quieren es foguearla para que se haga más fuerte.

Los liberales americanos tienen tanto aprecio por el concepto tradicional de matrimonio, y de familia, que quieren extenderlo. ¿Por qué sólo se va a considerar matrimonio el de un hombre y una mujer? ¿Por qué no una mujer con un pastor alemán? Son muy cariñosos. Yo conozco una señora en Hialeah que le quiere dejar su herencia a un gato barcino que, según ella, es telépata. Y mi tía abuela Pancha quiere dejarle sus cubiertos de plata a su goldfish. ¿Y por qué no? ¿Porque no los va a usar? Yo tampoco y no vivo en una pecera. Vamos a dejarnos de tanto prejuicio y tanta estrechez mental. Con el tiempo, la gente va a querer legalizar sus relaciones con las cosas. ¿Por qué oponerse al matrimonio con esos tocadiscos tan atentos y esos televisores tan conversadores? Han acompañado a mucha gente. En fin, ya les llegará su momento. Los liberales saben que la gente se asusta, hay que ir poco a poco.

Los liberales americanos siempre están hablando de lo importante que es la participación de los padres en la educación de los hijos. Pero no es que haya que consultarles nada. No. Es que hacen falta para tratar de que vayan a clases. Y para repasarles las lecciones de autoestima, reciclaje, filosofía de los indios americanos, historia de la discriminación racial, relaciones interpersonales y la biografía de Mofuka Gom'dw. Para que los acompañen al seminario sobre por qué el Descubrimiento de América fue un tragedia histórica. En todo caso, si no lo hacen, los padres consiguen un bien merecido descanso. Eso también fortalece la familia.

Nadie puede discutir la ventaja que ha significado el relativismo moral que se enseña en las escuelas. Los hijos saben que los padres no enseñan verdades universales, que sólo trasmiten sus propios prejuicios. A los padres sencillamente no hay que hacerles caso. El que está claro es Mr. Fernández, el que reparte los preservativos. Eso disminuye mucho las discusiones familiares. Al disminuirse las fricciones, se fortalece la unidad familiar.

Gracias a los liberales americanos, que controlan el establishment educacional desde hace décadas, en las escuelas nadie es responsable de nada. Salvo que alguien entre con una ametralladora y mate a media docena de compañeros. En cuyo caso, la responsable es la ametralladora. Por lo demás, un estudiante puede hacer lo que le dé la gana en un aula, que ningún profesor puede expulsarlo. Eso pudiera traumatizarlo al pobrecito. Y como parece que los muchachos no aprenden mucho, lo que hay que hacer es acabar con los exámenes. Así ningún padre tiene la preocupación de que el hijo sea vago o bruto. Siempre la preocupación por la familia.

Siempre había creído que los republicanos confiaban profundamente en la sociedad capitalista, asentada no sólo en la libertad y la responsabilidad personales, sino también en los valores familiares. También creía que los liberales americanos desconfiaban de la empresa privada y del mercado. Que atizaban los rencores raciales para ganar clientela política. Que querían una sociedad chata, igualitaria. Y un hombre sin pasiones, salvo el odio al cigarro, y sin prejuicios, como si todo se pudiera razonar. Y sin sentido del deber, sin amor por este país y profundamente desconfiado de la familia. Es decir, un hombre nuevo. Y también creía, lo confieso, que eso les daba cierta afinidad con otras sociedades anticapitalistas más radicales. Ustedes saben. Confieso que estaba equivocado. Me dejé engañar por la conspiración derechista. Los liberales americanos son los inesperados campeones de la familia. Y ahí está el caso de Elián González para demostrarlo.