Walter Williams “El Perro y Su Hueso” es una de las tantas instructivas fábulas de Esopo. Trata sobre un perro que llevaba un hueso en la boca. Al cruzar un puente sobre un arroyo y echar un vistazo al agua, vio su propio reflejo. Pensando que era otro perro con un hueso más grande, el codicioso perro gruñó y se dijo, “Me voy a coger ese otro hueso”. Pero cuando abrió la boca para coger el hueso imaginario, el suyo real se cayó al agua, perdiéndose para siempre. Pero usted dirá, “Williams, es una bonita historia, ¿pero que relevancia tiene?” Su importancia tiene que ver con los mitos, y con algunas discusiones sobre qué hacer con los problemas de nuestro sistema de salud. El reciente artículo “Cura Milagrosa” de Sally Pipes, presidente del Pacific Research Institute, radicado en San Francisco, discute este tema. Este artículo expone los mitos sobre nuestro sistema de salud mientras explica por qué el aclamado sistema de salud canadiense no es la respuesta. Mito: Los individuos sin seguro médico no tienen acceso a asistencia médica. Realidad: Resulta que en el 2004, los americanos sin seguro recibieron $125,000 millones en asistencia médica, de los cuales $41,000 millones fueron dados totalmente gratis. Mito: Los altos precios de los medicamentos por receta están haciendo subir los gastos de la salud. Realidad: De acuerdo con el Buró de Estadísticas Labores, los americanos gastan en su totalidad alrededor de 1% de sus ingresos en medicamentos. Las personas de la tercera edad gastan cerca de 3% de sus ingresos en medicamentos, menos de lo que gastan en entretenimiento. El gasto en medicamentos como un porcentaje de total de los gastos médicos, fue 10% en 1960. Actualmente es casi la misma cifra. Es una realidad que el gasto farmacéutico realmente reduce el gasto total en salud. Muchas veces reemplaza costos y procedimientos quirúrgicos invasores y el tiempo pasado en el hospital. Por ejemplo, en un programa de manejo de enfermedades, los Hospitales Humana estudiaron 1,100 pacientes con paro cardíaco congestivo. Mientras que los costos farmacéuticos incrementaron en 60%, los medicamentos redujeron los costos hospitalarios en 78%, un ahorro neto de $9 millones. Entre otros mitos expuestos en “Cura Milagrosa” es el mito de que los problemas de nuestro sistema de salud provienen del hecho de que tenemos un sistema de libre mercado. Ese argumento no podría estar más lejos de la verdad. El gobierno ha sido el mayor participante de nuestro sistema de salud desde los 1960s. Actualmente, el gobierno paga directamente el 45% de los gastos en salud. El gobierno interviene en la forma de subsidios y costosas regulaciones a las empresas aseguradoras privadas. Las regulaciones impuestas a la profesión médica son opresivas. De acuerdo a un estudio de PricewaterhouseCoopers, por cada cuatro horas que un médico dedica a cuidar un paciente bajo Medicare, el personal administrativo gasta 30 minutos en el papeleo del Medicare. Para casos de emergencias, son una hora gastada en papeleo por cada hora empleada en cuidado médico. ¿Es Canadá mejor? En su libro, Sally Pipes reporta el caso de Don Cerniz, un canadiense de 58 años que notó sangre en su orina. Le llevó tres semanas recibir su primera prueba y otro mes para una prueba de Resonancia Magnética (MRI), y el tratamiento a su cáncer no empezó hasta seis meses después. De acuerdo con la encuesta anual de tiempos de espera del Instituto Fraser, radicado en Vancouver British Columbia, el señor Cerniz tuvo suerte: “La espera promedio para una resonancia magnética en toda Canadá es de 12.6 semanas. Los pacientes en la Isla de Prince Edward experimentaron la espera más corta para una resonancia (seis semanas), mientras que los residentes de Newfoundland tuvieron la mayor (33.5 semanas)” En total, la espera total entre la remisión de un internista al tratamiento en Canadá promedió cerca de 18 semanas en 2004. Los americanos no deberían imitar al perro de la fábula de Esopo: ver a la medicina socializada de Canadá como una solución a nuestros problemas de asistencia médica y perder lo que tenemos. Algo más inteligente sería eliminar todas las “soluciones” previas creadas por el gobierno que nos han llevado más al socialismo en cuanto a la prestación de servicios médicos. En una palabra, saquemos al gobierno de nuestros hospitales y de los consultorios médicos. Enero
12, 2005
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