En defensa del neoliberalismo

China se une al eje del mal

Bret Stephens

El mes pasado, Siegfried Hecker, cientíifico nuclear estadounidense, visitó Corea del Norte por cuarta vez, donde se le facilitó un recorrido por algunas de las instalaciones nucleares de ese reino ermitaño. ¿Piensa usted que WikiLeaks es malo? Pues es nada comparado con lo que vió el exdirector del laboratorio de Los Alamos

A Hecker se le concedió un recorrido por un lugar donde Pyongyang proyecta constuir un reactor de 100 megavatios. Después se le llevó a una instalación de enriquecimiento de uranio. ¨La primera vista de las dos largas y altas áreas de la bahía, a través de las ventanas de la plataforma de observación, fue asombrosa", relata Hecker. En lugar de ver unas pocas pequeñás cascadas de centrífugas, que yo creí existían en Corea del Norte, vimos una planta moderna de más de mil centrífugas, todas ordenadamente alineadas y aplomadas bajo nosotros".

Eso no era todo. Hecker también escribe que "el salón de control era asombrosamente moderno. Diferente a la instalación de reprocesamiento y salón de control del reactor, que lucían como instrumentación estadounidense de los 1950s, o soviética de los 1980s, este salón de control correspondería a cualquier moderna instalación estadounidense de procesamiento." Los norcoreanos dijeron a Hecker que habían desarrollado todo con recursos propios. Pregunté a Thomas Reed y Danny Stillman, ambos antiguos diseñadores de armas nucleares y autores de "The Nuclear Express" (El expreso nuclear) -un trabajo excelente sobre proliferación nuclear- qué pensaban sobre eso. Respuesta: "Mentira".

Alguna otra entidad-o régimen- ha tomado la decisión meditada de apoyar activamente los esfuerzos norcoreanos de desarrollar un programa nuclear ambicioso. De ser así, ¿quién? Reed y Stillman tienen sus sospechas. ¿Será Irán? Teherán, Damasco y Pyongyang tienen un tal florecimiento en su comercio de conocimientos nucleares, que ésa es una buena posibilidad. Algunas empresas noticiosas han notado la semejanza de las instalaciones de enriquecimiento norcoreanas con la iraní en Natanz. Pero los autores tienen dudas. ¨"No es probable", dicen. "Los iraníes no pueden ni lograr que sus máquinas funcionen."

¿Y qué tal Pakistán? "Una posibilidad". El comercio nuclear y de misiles balísticos entre Pyongyang y Corea del Norte data desde los primeros 1990s, cuando el científico paquistani A. Q. Khan estaba perfeccionando su modelo de importación y exportación. Además, las centrífugas que Hecker observó parecían ser de segunda generación, variedad P-2 usada por Pakistán.
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Sin embargo, el expreso Islamabad-Pyongyahn fue cerrado hace años, mientras que la instalación norcoreana parece ser completamente nueva. Es improbable que Pakistán hubiera sido capaz de suplir el gran número de centrífugas que Corea del Norte ha ensamblado. Y además, esa sala de control de último tipo, que probablemente no es una especialidad paquistaní. Lo que deja a China como, "el más probable" proveedor de los nuevos juguetes de Corea del Norte, según los autores. "No hay posibilidad", dicen, de que Corea del Norte haya alcanzado esa capacidad nuclear sin ayuda china.

Stillman en particular sabe de lo que habla: "Estuvo entre los primeros extranjeros en visitar la base china de pruebas nucleares en Malan. En "El Expreso Nuclear", él y Reed señalaron que, comenzando en 1982, los chinos "decidieron apoyar activamente la proliferación nuclear en el tercer mundo, específicamente los musulmanes y marxistas. En la década que siguió, el gobierno de Deng entrenó científicos, transfirió tecnología, vendió sistemas de lanzamiento y construyó insfraestructuras adecuadas a esa política."

Por qué el gobierno de Deng Xiaoping siguió ese curso tan maoista permanece algo misterioso. Pero lo siguió: A.Q. Kahn casi con seguridad obtuvo de China su primer diseño de bomba, y China puede también haber sido el lugar de la primera prueba nuclear paquistaní en mayo de 1990. En 1997, la CIA testificó que "China fue el proveedor más destacado de tecnologías relacionadas con WMD (armas de destrucción masiva) a países extranjeros."

En 2002 llegaron noticias de que expertos chinos habían trabajado en la instalación nuclear iraní en Isfahan. Ese mismo año, el Washington Times informó que una compañía china había vendido a Corea del Norte 20 toneladas de fosfato tributánico, ingrediente clave para extraer plutonio de las barras gastadas de combustible. Y, gracias a WikiLeaks, sabemos que China facilitó la exportación de armas norcoreanas a diversos destinatarios extranjeros-a pesar de las insistentes protestas estadounidenses.


Es hora de que Estados Unidos derive conclusiones apropiadas de todo eso. Los esfuerzos de negociar con Corea del Norte han fracasado. Ayer, el presidente Obama llamó a Hu Jintao para pedirle ayuda con Pyongyang. Pero, como señala Henry Sokolsky, experto en proliferación-¿qué objetivo tiene pedir a Pekín que sea parte de la solución cuando está tan dispuesto a ser parte del problema? China ha firmado en casi todos los acuerdos existentes contra la proliferación. Y sin embargo se sigue burlando de todos.
Esa no es la conducta de una potencia que esté a a favor del statu quo, sino la de una revolucionaria, que apoya actitudes y regímenes que representan la amenaza más aguda a la seguridad global. De continuar así, es China la que debe ser sancionada- y las instalaciones de Corea del Norte destruídas.

Tomado del WSJ