En defensa del neoliberalismo

Editorial: Un 2012 electoralmente decisivo

En el 2012 se realizarán elecciones presidenciales en Estados Unidos, Venezuela y México. Las elecciones siempre son importantes para cualquier país, pero en estos países deciden prácticamente el futuro de la región y por qué no, prácticamente inciden en el mundo entero. Sin embargo, aún no se percibe una estrategia clara en los contendores y los retos que tienen que enfrentar no son nada fáciles, pues las circunstancias políticas en cada uno de esos países son sumamente complejas.

Mitt Romney debe enfrentar el problema de la inmigración ilegal, un problema casi insoluble en los Estados Unidos. Incluso, teniendo en cuenta la psicología de las masas hay que saberlo enfocar, porque atacar la inmigración como concepto generalizado resultaría políticamente incorrecto. No es necesario, para buscar el respaldo de la base conservadora republicana referirse a casos puntuales como el Dream Act, algo muy susceptible emocionalmente para la comunidad en general.

Una estrategia correcta para enmarcar la política inmigratoria de los Estados Unidos seria resaltar los aspectos negativos de la inmigración ilegal. Así como emplazar y responsabilizar a los países del área por su gestión fallida de gobierno, que fuerzan a las personas a emigrar en busca de soluciones a problemas que tenían que tener respuestas en sus propios países.

Además, como salida política al caso de la inmigración ilegal siempre se le deja una puerta abierta: una propuesta de revisión de cada caso en particular les da un margen de espera y confianza a las personas, sin llegar a un compromiso especifico. Así los demócratas han manejado el asunto, planteando una reforma migratoria justa, incluyente, comprensiva e integral. Nadie sabe a qué se refieren o que contempla, pero pone a todos a esperar por ella, pensando que será la solución de su caso.

Se hace énfasis en el problema migratorio, porque aunque no es lo más importante para los Estados Unidos como nación, no se puede menospreciar el asunto. Los hispanos son una minoría, pero arrastrados por una fuerte corriente ideológica de la izquierda norteamericana. Además no se puede subestimar la capacidad de maniobra de Obama, que en un momento dado puede  salirse con una ordenanza  ejecutiva populista que incline la balanza a su favor.

La situación de Venezuela es compleja. El candidato venezolano debe buscar un enfoque de gerencia de Estado, recurriendo a un robusto y necesario nacionalismo de la riqueza, o sea bajo el slogan de que: Venezuela para los venezolanos y los vecinos después. No importa perder popularidad ante los gobiernos de la región. En definitiva, lo que está en juego es el proceso electoral en la nación. Sin embargo, lo que más puede inclinar la balanza a favor de un posible cambio en Venezuela es que se materialice la enfermedad de Hugo Chávez. De lo contrario, tiene muy pocas posibilidades de llegar al poder la oposición venezolana. El sistema ya está bien enraizado y sus mecanismos de manipulación social están a toda capacidad.

El candidato a la presidencia de Venezuela, si realmente se hace único, tiene que enfocarse en un proyecto social superior al de Hugo Chávez, al menos como discurso. Apelando
a la garantía de los recursos de la nación en su propio beneficio, no dilapidándose en ayudar a países del área por intereses ideológicos. Aquí pudiera agenciarse un buen capital político.

El candidato de México debe apartarse del falso nacionalismo que corroe la nación y proponer una lucha multifactorial contra la inseguridad y la violencia en cooperación conjunta con los Estados Unidos. Además proponer iniciativas de participación ciudadana, apoyar públicamente las víctimas de la violencia y comprometerse a retirar las tropas de las calles y la creación de unidades militares de reacción rápida, acompañadas de un ejército de inteligencia. Además de asumir por parte del Gobierno mexicano el control absoluto de la frontera y toda logística a sus alrededores.

Los problemas económicos y sociales son comunes para los tres candidatos, los que deben plantear sus respectivas soluciones de acurdo a sus condiciones específicas.  Pero en sentido general y tomando en cuenta los principales problemas de cada país, aquí están las llaves de un mundo más seguro y democrático a corto plazo y las bases de un futuro promisorio.

Enero, 04 del 2012

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