En defensa del neoliberalismo

¡Ven esa gran marcha! Hugo Chávez ha muerto

 “¡Ved esta gran sala! Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles, merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamiento de unos hombres en provecho de otros. Mas se ha de hallar salida a la indignación, de modo que la bestia cese, sin que se desborde, y espante”.   José Martí

No hay mejor símil, que la muerte de dos supuestos redentores de los desposeídos, Carlos Marx y Hugo Chávez. Los medios, parecen ser la versión moderna del muro de los lamentos, donde aparece el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, con la voz quebrada diciendo lo importante que fue Chávez para Colombia, olvidando el apoyo y protección que dio Hugo Chávez a los guerrilleros de las FARC, que tantos muertos y dañas han ocasionado al pueblo colombiano. También lloraron ante las cámaras, los presidentes de Bolivia, Nicaragua y Ecuador: Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa.

Una señora, dice que Chávez le dio una vivienda nueva, donde no paga alquiler, ni los servicios de agua y electricidad.  Sin embargo, no todos los pobres en Venezuela han recibido igual beneficio, la solución de los problemas sociales es selectiva como mecanismo de manipulación político-social. Pero ahora no es políticamente estratégico cuestionar esa prerrogativa, sino emplazar al gobierno por privilegiar a unos y olvidarse de otros, igualmente marginados por la sociedad.

El experto José Guerrero señala que la pobreza bajó del 35 0 36 % al 25 %, pero la pobreza de ingresos, no de infraestructura. Sin embargo la escasez de productos en el mercado es del 20 % y la inflación de un 30 %. Las trabas al mercado afectan los precios, por lo que el Estado asume parte del mercado e impone precios arbitrarios para descalificar el concepto de la propiedad privada. En Venezuela, según testimonios televisivos, un pollo en un supermercado normal cuesta unos 60 bolívares, mientras en PEDEVAL (Productora y Distribuidora de Alimentos S.A.) cuesta unos 30 y en MERCAL hasta 12 bolívares el mismo pollo. Estos dos últimos mercados están bajo la administración estatal.

No parecen existir parámetros para medir un hombre bueno. Aunque todos los seres humanos tienen sus iguales y sus ascendentes y descendentes, que los quieren como buenos. Pero deplorables son aquellos hombres que se hacen querer desde una manipulada posición política, como bien lo reconociera José Martí en sus consideraciones sobre Carlos Marx. Todos los dictadores y tiranos se esfuerzan por mostrar su lado humano, y hasta posan cargando y besando a niños, como un gesto de suprema nobleza.

Despreciable debe quien se les confía o usurpa los recursos de un país para comprar la idolatría de los más desposeídos. Está más que probado en psicología de las masas, que el asistencialismo es un sentimiento innato del ser humano, por lo que es usado con positivos resultados en el proselitismo político. Lo reprochable es que personas con altos niveles de instrucción atribuyan esta histeria colectiva, como simpatizantes o partidarios conscientes de sus manipuladores.

Los dictadores son los mismos, ya sean de origen o en ejercicios. Este último modo es la estrategia principal del Socialismo del Siglo XXI,  de la que Hugo Chávez fue su primer ejecutor. Sin embargo, la apología a su dictadura llega al extremo, que muchos la consideran una corriente ideológica, identificada como “chavismo”. Pero el “chavismo” no es una ideología, sino la puesta en práctica de un sistema de manipulación política y social, ya muchas veces utilizado.

El clientelismo es algo muy difícil de desarraigar, más cuando viene legitimado por el triunfo y por su naturaleza, acompañado de ciertas virtudes, como la asistencia selectiva ‘propagandizada’ de algunos beneficios sociales. Y lo peor, que los gobiernos democráticos y los empresarios, garantes de la propiedad privada como sistema económico, tienen mecanismos limitados de atención y desarrollo social. Se conocen los mecanismos demagógicos del populismo político; pero no como conseguir apoyo popular y a la vez aplicar medidas de austeridad económica y administrativa. Los seres humanos son más proclives al beneficio hecho que a la oportunidad de realizarlo. La columnista del Wall Street Journal Mary Anastasia O’Grady define muy bien las circunstancias de la popularidad política, lo difícil es proponer alternativas como respuesta a ese macabro engendro demagógico de manipulación social: los impagos de las viviendas y servicios, los precios subsidiados de los mercados estatales, las plantillas infladas de las instituciones del estado y las “misiones” de salud y educación, que brindan un acercamiento de la atención del estado a los ciudadanos.

Es muy difícil de hacer comprender a los ciudadanos que la verdadera justicia social está en poner a todos los individuos en capacidad de pago, no en exonerarlos de ello, que la gratuidad prostituye el concepto del valor.

La humildad y la pobreza como procedencia no son sinónimos de honestidad. El estrato social de Hugo Chávez no justifica el robo al erario público, que lo convierte en rico del nuevo tipo. Ser rico por medio de la creación de riqueza no es cuestionable, pero ser rico por el robo del bien ajeno es despreciable. ¿De dónde salió el patrimonio del presidente Hugo Chávez y su familia? 

Al inicio del régimen de Chávez, muchos aseguraban que le sería imposible tomar decisiones personales, pues había separación de poderes en Venezuela, pero de qué vale la separación de poderes, cuando se encuentran unidos por una misma corriente ideológica, y que los conmina a actuar fuera de la ley. O que se cumpla aquello de que la razón es la voluntad de la clase dominante hecha ley. Y aquí, hasta la interpretación es su ley.

La de cisión de llevar a Capriles como candidato tiene como positivo, que si pierde, tal vez así quede fuera de alternativa permanente como candidato de la oposición y se promuevan otras candidaturas. Aunque ya sería para algún imponderable, o a largo plazo, pensando en las elecciones de 2019.   Lo más triste es que una derrota de Capriles, sería una derrota para los demócratas reales del mundo. Una vez más, sufrir que se les restriegue en cara, la fuerza del poder como chantaje político.

Muy poco serio es que competidor alguno muestre empatía con sus árbitros. El beso de Nicolás Maduro a los miembros del Consejo Nacional Electoral demuestra la falta de profesionalismo y compromiso político de este cuerpo de supuesta administración de justicia.

En Venezuela debe comenzar una gran movilización de calle, encabezada líderes como María Carina Machado y protagonizado por los estudiantes. No queda más alternativa que la ingobernabilidad democrática,  que mantenga al país bajo confrontación permanente para debilitar la dirigencia actual y obligarlos a cometer excesos y a su vez agudizar la situación económica. La base del reclamo debe ser el retorno al sistema electoral tradicional y el conteo manual de los votos. Tienen que tener presente que esta tal vez sea la última oportunidad de cuestionar el mito del ‘chavismo’ públicamente, ya que el futuro de Globovisión está echado.  

14 de marzo del 2013

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