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La falsa oposición
Santiago de Cuba, abril- mayo, 2011 - Cuando Miguel Arzuaga regresó
a Cuba egresado de la
Universidad Estatal de Moscú, M.V. Lomonósov
me hablaba de sus vivencias en la Unión Soviética en la época de la
perestroiska, para ese entonces no podía asimilar toda su
información. Ni siquiera concebirla en el plano de una realidad
política, ya que nuestra experiencia por los años 89 era muy
limitada. No es necesario enumerar las causas, pero si reconocer que
a partir de ese momento comenzaba un nuevo proceso histórico en
Cuba. La falsa oposición tiene alcance extraterritorial, sus agentes se infiltran hasta en las organizaciones de exiliados. Según los órganos de inteligencia, entre más años lleven los agentes en el terreno de sus adversarios, más efectivos son, pues alcanzan una alta confiabilidad política y un fuerte potencial económico, hasta se les inyectan recursos para elevar su capacidad financiera y formar parte de una élite social. No es necesario que una organización esté compuesta solo por agentes para lograr sus objetivos. Un solo agente puede fabricar una corriente de pensamiento que arrastra a una serie de individuos que actuarían bajo un patrón predeterminado. Esa corriente de pensamiento o de línea dura tiene que ser bien radical e incitar la acción de actos violentos descalificados moral y socialmente para que sea efectiva. La delación de actos punitivos logra que mediante un proceso judicial sean sacados de circulación a determinados opositores, lo que pudiera llamarse víctimas del fuego amigo. La falsa oposición como estrategia política juega un papel importante en la teoría de la indefensión adquirida y la esperanza perdida, donde todo intento por cambiar las cosas es imposible. Sus agentes se encargan de crear un estado de ánimo que hasta en slogan se convierten como: “esto no hay quien lo arregle, pero tampoco hay quien lo tumbe”. El miedo inducido y la desconfianza son componentes importantes del control totalitario, para los cuales se usan los agentes infiltrados, que como sabemos, son parte de la falsa oposición. Los métodos son recurrentes: castigos ejemplarizantes, que incluyen hasta la pena de muerte, las delaciones y destapes de agentes de forma sistemática para demostrar su omnipresencia. Un sinnúmero de personas asumen actitudes similares a las de los agentes infiltrados, pero en realidad no los son. Sin embargo, son captadas por los servicios de inteligencia, debido a sus características personales compatibles con sus intereses. Estas personas, que inconscientemente sirven a los intereses del enemigo, se les potencia su actividad, incluso en los medios y foros, incluida la Internet y las Redes Sociales. La falsa oposición y los persuadidos por ella estimulan la descalificación y la confrontación fratricida. Eso mantiene un clima de rivalidad y predisposición contra toda posible unidad, incluso estratégica para impulsar la lucha. Los agentes de la falsa oposición tienen como misión hacerse de la dirección de las organizaciones en la que se infiltran, para ello cuentan con una asignación de recursos y logística, que incluyen ciertas tolerancias para actuar de una forma activa y efectiva, que lo califique como un líder capaz y efectivo. El objetivo es llevar la organización a realizar actividades de interés a los órganos de inteligencia. Los que no estén de acuerdo tendrán que abandonar la organización y así se mantiene el ciclo de ruptura y fragmentación de las organizaciones, lo que justifica la percepción de una eterna desunión. La falsa oposición, como hemos podido ver tiene ciertas ventajas sobre la oposición real: posee los recursos necesarios, tolerancia para actuar y logística de funcionamiento. Y lo más importante, actúa sin asumir riesgos y al ser descubiertos los agentes, no enfrentan represalias drásticas, como les sucedía a los chivatos cuando la época de Batista a en Cuba o como actúan los narcotraficantes, las guerrillas izquierdistas y los paramilitares, que ejecutan a los que los traicionan. Los métodos de los agentes de la falsa oposición y de quienes actúan bajo sus prerrogativas son fáciles de detectar, porque se corresponden con una metodología diseñada por los órganos de inteligencia, que los obliga a realizar acciones y comportamientos sistemáticamente similares. Hay que destacar que el fenotipo de los agentes se convierte en su propia personalidad, por los que todos mantienen rasgos característicos que son fáciles de identificar. En los sistemas totalitarios, que son los que nos ocupan en este análisis, los métodos y estrategias son científicamente probados y psicológicamente efectivos, pero es preciso identificarlos, aunque muchas veces se conocen y sigue siendo víctima de los mismos. Los métodos están diseñados para que la acción y la reacción se conviertan en una especie de cultura de comportamiento. Detallemos algunos de los métodos más recurrentes, aunque algunos interactúan entre sí. El miedo inducido: El miedo se induce generalmente de dos formas específicas, que son el uso excesivo de la fuerza y las medidas ejemplarizantes. Ambos métodos son sistémicos, en Cuba desde los inicios del llamado proceso revolucionario se vienen realizando hasta nuestros días. En Cuba, los hechos más significativos del uso excesivo de la fuerza tuvieron su protagonismo en la llamada limpia del Escambray, una operación militar que en un momento dado llegó a tener 65 mil hombres sobre las armas para enfrentar unos 300 alzados (guerrilleros) y la Operación Macambo, para capturar a Amancio Mosqueda - alias Yarey - y aproximadamente una decena de acompañantes que se infiltraron por cerca de Guantánamo, para lo que movilizaron a la División 50 y un número indeterminado de milicianos. Aún en la actualidad, para detener a un simple opositor se utilizan varios autos policiales, fuerzas combinadas de la policía regular y la policía política y los llamados factores. Todo forma parte de un mecanismo de amedrentamiento. El otro método, el de las medidas ejemplarizantes, tiene como principal acción los fusilamientos, que al ser a discreción, forma parte la conocida indefensión adquirida. Le siguen las largas condenas, sin justificación alguna y una serie de castigos judiciales y administrativos, que se imponen selectivamente. La Desconfianza: “Divide y reinarás” es una ‘máxima política’ de Nicolás Maquiavelo, en la que sugiere que la mejor manera de mantener el poder es sembrando la intriga entre quienes se les oponen para lograr la división. Luego se rebautizó como “divide y vencerás” y que ha sido uno de los métodos más efectivos de los órganos de inteligencia, en los regímenes totalitarios, para neutralizar la oposición política. Los escenarios se preparan premeditadamente y los actores terminan divididos entre sí. La desconfianza llega a tal extremo que no permite la unidad de acción, ni estratégica. Incluso, a veces se les da crédito a las evidencias, porque las autoridades así lo confirmaron. Paradójica de la vida real. Las prácticas más recurrentes son la toma de medidas diferentes para acciones iguales, otorgar privilegios a unos mientras se restringen a otros. Incluso, los agentes son judicialmente sancionados, mientras un opositor real es dejado en libertad. Con eso se potencializa la credibilidad del agente y se infunde la desconfianza contra el opositor. La descalificación: La descalificación por medio de la difamación u otros medios es muy importante para neutralizar los posibles líderes, con las dudas se desanima a sus seguidores y se alienta a sus detractores. Además, las víctimas pierden el tiempo defendiéndose, se desestabilizan emocionalmente y se desenfocan de sus principales objetivos.
La neutralización organizacional y estructural:
Una de las principales formas de lograr este objetivo es haciendo
miembro de la organización a uno de sus agentes, el cual tiene como
misión convertirse en su dirigente principal, para ello gozará de
una serie de atribuciones y prerrogativas, que pronto lo convertirán
en el más capaz de la organización. Cuando no es posible el procedimiento anterior, se crean proyectos similares, se le provee ciertos recursos económicos y logísticos para hacerlos parecer más efectivos que sus similares, como aparentemente el propósito es el mismo, con una supuesta dirigencia más efectiva y con recursos se logra drenar miembros de las otras organizaciones gestoras de los proyectos más comprometedores. Luego hacen fracasar los proyectos y el desánimo invade a todos los involucrados en ambas partes y se neutraliza la posibilidad de nuevos seguidores. La sobre valoración de personas y proyectos: Los cuerpos de inteligencia saben diferenciar las personas y proyectos más efectivos contra el sistema. En similitud a las estrategias de mercadeo, esos proyectos y personas se deben ignorar, ni se mencionan. Sin embargo, personas y proyectos, sin impacto alguno o creados o montados por la inteligencia se les dan mucha cobertura, personal o mediática. En estos tiempos de un boom tecnológico en las comunicaciones, se aprovecha para redimensionar la personalidad de alguien o la supuesta efectividad de un proyecto de marras. Con tal de conseguir este objetivo, se permiten o fabrican hechos reales para potenciar personas y proyectos con iniciativas fallidas y desviar la atención sobre las personas y proyectos comprometedores, fundamentalmente aquellos con poder de convocatoria y capacidad movilizativa. Es decir, que tengan componentes de participación ciudadana. Neutralización de los recursos: No hay actividad humana que no demande recursos. Sin embargo, los regímenes totalitarios con pleno conocimiento de la importancia de los recursos, satanizan tanto las fuentes como los receptores de los mismos. A partir de los recursos, los órganos de inteligencia elaboran un sinnúmero de estrategias y procedimientos. En ocasiones por medios de sus agentes infiltrados suministran ciertos recursos, incluso dinero para descalificar el propósito de los opositores, otras veces compran la incondicionalidad de algunas personas para ponerlas en contra de otras, dentro de la misma oposición. Métodos más frecuentes: Aunque de forma general se ha tratado anteriormente los procedimientos para generar la desconfianza, es bueno reseñar los procedimientos para que cada cual pueda identificar pasajes de su vida, en los cuales hechos similares estuvieron presentes. a) La hipercrítica como mecanismo de descalificación, que a la vez genera desconfianza. El argumento que la sociedad a la que aspiramos, la democracia, se nutre de la libre expresión y por tanto es derecho y deber arremeter contra todo y contra todos. Se utilizan para sembrar credibilidad, los ataques furibundos, al supuesto enemigo. Algo que no tiene trascendencia, porque los defectos de los regímenes totalitarios son de todos conocidos, pero resaltarlos parece una acción de línea dura. b) Mostrar subrepticiamente documentos y expedientes que contienen datos de opositores, en los que muchas veces se pueden ver hasta sus fotografías. Y brindar información supuestamente confiable o de dominio interno de personas u organizaciones, incluyendo recursos enviados o recibidos. c) En las prisiones los presos políticos, de forma selectiva, son llamados reiteradamente a consulta por los miembros de la Seguridad del Estado hasta levantar sospechas. Algunos de una misma causa son tratados diferentes, facilitándole visitas familiares o cambiándole el régimen penitenciario. También en las huelgas de hambre se utilizan procedimientos para desmoralizar a los que se retiran de las mismas, dándole visitas especiales y alimentación diferenciada. d) Mantener el control del contacto con el exterior, donde el líder ya como agente infiltrado, será el encargado de mantener las comunicaciones con el exterior, recibir y canalizar los recursos y participar en actividades físicas y mediáticas. Esta práctica puede pasar a ser un comportamiento adquirido por opositores reales, pero es igual de dañina. e) Proponer acciones que comprometan a los opositores judicialmente, denominándolas como los métodos de lucha efectivos y únicos probables para resultados positivos. Esto incluye el ajusticiamiento, sabotaje, acciones violentas, entrada y salida ilegal del país, etc. f) Un procedimiento muy sutil y que casi no se toma en cuenta es la distracción de las fuerzas del contrario, robándole el tiempo y sus energías en luchas intestinas, distorsionando los debates mediáticos y haciéndolos reaccionar con ataques personales, para que pierdan la concentración y el enfoque de su misión de lucha.
El perfil de los agentes:
Los agentes desarrollan un perfil característico, inducido por la
práctica y los métodos de formación. Tienen un lenguaje y un
comportamiento similar, independientemente del lugar donde se
encuentren. Además, sus rasgos personales se convierten en una
caracterización, que se refuerza con el estilo de pelarse, de
vestirse, de pararse y hasta en la mirada se refleja el perfil de
los agentes. A eso se le suma una actitud de odio iracundo, que a
veces se camufla dentro de la oposición, utilizando como punto de
ataque al supuesto enemigo, en este caso, al régimen cubano. Funciones específicas de la falsa oposición: Una cuantificación de las funciones específicas de la falsa oposición es muy importante para contrarrestar en lo más posibles los efectos negativos de sus acciones y estrategias. Incluso con la observación de estos factores se puede llegar a determinar quiénes son los agentes infiltrados. Entre las funciones más notables están: 1) Atacar y descalificar a las personas que elaboren proyectos de corte social, que puedan lograr poder de convocatoria y capacidad movilizativa, para impedir a toda costa la interacción con el pueblo, que de soporte social a la causa política. 2) Crear conflictos en el seno de las organizaciones opositoras, ya sean políticas o de la sociedad civil y evitar su crecimiento y consolidación y si es posible, provocar su desintegración. 3) Incitar a la violencia, proponer acciones criminales, sabotajes, tenencia y utilización de armas de fuego y explosivos. En el caso cubano, se utiliza un lenguaje muy recurrente: acción y sabotaje y se recurre a proponer viejos métodos de ataque el servicio eléctrico, al transporte y las acciones directas contra los dirigentes. 4) Promover y facilitar la compra o venta de productos en el mercado negro, luego se filtra la información y los implicados son detenidos, multados y muchas veces encarcelados. 5) Mantener al tanto a sus superiores de todas las acciones y movimientos de todo lo relacionado con su objetivo, la oposición. Con ello, se fortalece el mito de que el régimen es omnipresente y omnipotente, que todo lo sabe. Y pasa a ser parte de la cultura del miedo. 6) Transmitir un sentimiento de frustración e impotencia, buscando el contagio de la apatía y el desánimo de los opositores, para ello se recurre a magnificar el sacrificio de unos, mientras otros se dan la buena vida, o porque reciben recursos del exterior o viven en las comodidades del extranjero. No necesariamente las imputaciones tienen que ser verdad. También se acude al enjuiciamiento colectivo: aquí nadie hace nada, todos son iguales, la política es sucia, etc. Antídoto contra la falsa oposición: Los efectos y resultados negativos provocados por la falsa oposición son inevitables. Sin embargo, se puede crear un método de comportamiento como paliativo que sirva de antídoto a sus propósitos e intereses. Lo principal es considerar a todo el mundo confiable hasta que no se demuestre lo contrario. Que la confianza no parta de las evidencias, sino de los hechos reales, como componentes de factores que favorecen la lucha. Los verdaderos agentes nunca provocan hechos que se les salgan de control, ni que permitan el crecimiento de la lucha o la incorporación masiva de adeptos o seguidores. Los sospechosos deben ser llevados a ese terreno, asignándoles las tareas más complejas y comprometedoras. Toda empresa humana tiene sus detractores y las luchas políticas y sociales no son la excepción. Martí se antepuso a algunas de esas manifestaciones cuando dijo: “preocúpate por hacer” y “honrar honra”, en franca alusión a los que hacen lo contrario.
Como vimos durante el análisis de los diferentes tópicos de este
trabajo, son muchos los elementos que componen la falsa oposición.
Por tanto, solo vamos a exponer nuestra visión de cómo enfrentar los
más comunes: Ante las dudas por evidencias reales o sembradas de infiltrados, darles tareas concretas y medibles en cuanto a sus resultados. Fundamentalmente aquellas tareas relacionadas con el crecimiento de la organización, presentación pública o contactos con el pueblo y su desarrollo social. Como se dice en buen cubano, achicharrarlos o que se cocinen en su propia salsa. No se deben expulsar a los agentes de las organizaciones, a menos que el caso lo requiera, ya que de inmediato trataran se ubicar a otros. Las organizaciones y los propios individuos deben utilizar los métodos de inteligencia denominados, información compartimentada. Descartar como válida toda evidencia suministrada por los funcionarios del régimen, considerándolas todas provenientes de la policía política y los órganos de inteligencia. Blindar las organizaciones con Estatutos y Reglamentos Internos que garanticen la sucesión de mandato por un escalafón previamente establecido. Romper con prácticas totalitarias dentro las organizaciones, diversificando el contacto con el resto de la oposición interna y externa en el uso de las comunicaciones y los medios. Así como la descentralización de los recursos, creando una figura dentro de la organización para administrar los recursos y rendir cuenta por ellos.
No trazase metas humanamente irrazonables, con pocas posibilidades
de lograrse como las huelgas de hambre hasta las últimas
consecuencias. Si el gobierno, y es lo más probable, no concede la
demanda exigida se corre el riesgo del fracaso, pues son muy pocos
los que tienen la voluntad de inmolarse y muchas veces asumen
posiciones que desmoralizan la causa. La oposición debe crear su propio Registro Nacional de asociaciones, para evitar la dualidad de nombres provocados por los agentes de inteligencia. Sus organizaciones deben definir claramente su Visión y Misión, así como establecer su programa, que incluya sus métodos y estrategias de lucha. Además, elaborar proyectos que definan sus objetivos y actividades medibles mediante un plan de trabajo. También deben contar con sus correspondientes Estatutos y un Reglamento Disciplinario Interno Crear una cultura de que la generalización o descalificación colectiva forma parte de los métodos del adversario, por lo que quienes los hacen son colaboradores conscientes o no, de sus servicios. Por eso, hay que evitar la relación con supuestos partidarios de la causa, que son enemigos descalificados, y se convierten de hecho en enemigos útiles y necesarios. Aquí muchos verán su auto retrato, la inteligencia cubana se sentirá observada y la oposición puede sacar muy buenas conclusiones.
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