En defensa del neoliberalismo

La emigración como estrategia política de Estado
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“Cuando los pueblos emigran, los gobernantes sobran”

Esta elocuente frase define muy bien la relación que existe entre la emigración y la gestión de los gobernantes. Nadie sabe a ciencia cierta el origen de dicha frase. Algunos la atribuyen a la ex-primera ministra británica Margaret Thatcher y otros se la atribuyen al prócer cubano, José Martí. Lo cierto es que esta frase encierra una gran verdad: cuando los que gobiernan no pueden satisfacer las necesidades de la gente y los ciudadanos de un país se ven obligados a emigrar, son esos gobernantes los que deberían irse y dar paso a otros más capaces, no el pueblo.

La emigración irregular siempre está compuesta por las personas más inestables de una sociedad. Los menos favorecidos socialmente, y de menos recursos son los que se arriesgan a utilizar las vías ilegales, porque de otra forma casi le es imposible logarlo. Y son los más urgidos a buscar formas de vida, que en sus países de origen, les están negadas.

Emigrar hacia donde haya mayor posibilidades es lógico y razonable, pero como todo tiene sus consecuencias y daños colaterales. En el caso que nos ocupa y que mayor información  tenemos es la emigración hacia los Estados Unidos. Una emigración que además de sus propias motivaciones naturales, por la ineficiencia de los países emisores, también es objetivo estratégico de ocultos intereses.

Sin embargo, del beneficio directo que produce, muchos se aprovechan. Los gobiernos ven en el fenómeno de la emigración una forma de librarse de su responsabilidad de satisfacer las necesidades económicas y sociales de un sinnúmero mayor de personas. La emigración, en todos los sentidos, a simple vista es un alivio político para los gobiernos de los países emisores.

Ahora bien, los daños colaterales de la emigración son los que menos se tienen en cuentas y son los más dañinos y perdurables. Y afectan a la sociedad, tanto de sus países de origen como a la de los países receptores, algo que jurídicamente no se puede resolver. La situación en los Estados Unidos es inaguantable, con varios millones de inmigrantes “indocumentados” y otros llegando cada día. Algo que no se resuelve con la tan cacareada reforma migratoria, mientras no se cambien en los paradigmas de la nación norteamericana. Una sociedad sin el control de sus ciudadanos es vulnerable a la impunidad y en Estados Unidos no han un sistema de identificación nacional que funcione y obligue a demostrar su existencia legal en el país.

La supuesta reforma migratoria de los Estados Unidos, de hacerse algún engendro jurídico, será un fracaso anunciado. Partiendo que la propuesta aceptada por muchos, no contempla los llegados después del 31 de diciembre del 2011. Un número importante de personas, que ya tienen su propia metátesis social en los Estados Unidos, por lo que el tan contemplado fenómeno de la separación familiar, aquí también estaría presente. Tampoco la propuesta de reforma contempla la identificación de todos los “indocumentados” en el país, por lo que muchos preferirán seguir a la sobra, que someterse al rigor de la legalización. Ya cuando la amnistía migratoria realizada por el presidente Ronald W. Reagan, sucedió igual. Todavía quedan en los Estados Unidos miles de personas que no se acogieron a esa amnistía y siguen sin regularizar su estatus migratorio.

Algo también que se debe tener en cuentas son las deportaciones, ya que muchas de esas personas no se pueden reinsertar socialmente en sus países de origen y por demás, son personas proclives a delinquir, algo que es muy bien aprovechado por los carteles del crimen organizado. Además, son muy útiles por su conocimiento de los Estados Unidos, posibles relaciones allá, y algunos hasta hablan el inglés.  

El problema más visible y sensible es la ruptura de la familia. Algo que se ignora, incluso por los medios, y si alguna cobertura se les da es cuando la ruptura familiar se produce en segunda intención, o sea cuando se produce en los Estados Unidos. Nadie analiza el impacto social que se produce, cuando millones de personas de ambos sexos abandonan sus familias para emigrar. Le inestabilidad económica y emocional que se produce en miles de niños que son abandonados por sus padres, producto de la emigración. Y lo peor, la aplaudible justificación, con aquello de que van en busca de un mejor futuro mejor para sus hijos. Cuando sus hijos son las primeras víctimas de su decisión.

Los gobiernos, como en México, que ven en la emigración una gran solución económica y social para el país, no saben que el problema de la migracion un arma de doble filo. Junto al flujo migratorio entre México y los Estados Unidos van acompañadas una cantidad de irregularidades delictivas, que son parte de la gran inestabilidad social y de violencia que sufre México.

Para tener una idea, analicemos algunos casos por separados para llegar a esa conclusión. Si luego de la ruptura familiar, que deja efectos irreversibles, se logra que el emigrante pueda enviar remesas, y entre más abundantes sean, más se exacerba el fenómeno de la suficiencia económica. Por tanto, los hijos que van entrando en la adolescencia, en su mayoría, no ven en esto una oportunidad para superase y estudiar, sino que abandonan los estudios y se dedican a la vida fácil. Tal vez, alguien diga que no hay un estudio que avale esto, pero tampoco lo hay, que asegure lo contrario.

En esa vida fácil, y sin en control de una familia funcional, los jóvenes muchas veces aceptan las ofertas de los promotores del crimen organizado. Muchos de ellos terminan como “halcones” o sicarios. En estos momentos se está produciendo un lamentable fenómeno, muchos niños, tras las huellas de sus padres cruzan la frontera y llegan con coyotes o sin ellos, a los Estados Unidos. Algunos de ellos, ni siquiera son recogidos por sus familiares. En estos momentos hay cerca de 900 niños en albergues fronterizos esperando cupos para ser incorporados a programas de relocalización en los Estados Unidos. Sin embargo, la demora se debe a que los programas tienen sus capacidades agotadas.

El año pasado, más de 40,000 niños viajaron solos hacia EEUU y se calcula que este año la cifra alcance o incluso supere, los 60,000. La mayoría de México, El Salvador, Honduras y Guatemala, señaló António Guterres, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), al divulgar el informe. El informe, titulado “Niños que huyen” (“Children on the Run”),  que se apoyó en entrevistas con 404 menores,  demuestra la necesidad de que los menores reciban protección internacional, incluso estatus de refugiados, ante la incapacidad de  los gobiernos de sus países de protegerlos, dijo el funcionario. Si niños pueden burlar el control fronterizo, que queda para las bandas del crimen organizado y las redes terroristas que se incorporarán después.

El problema de la emigración solo se ve en sueños, pero es una gran irresponsabilidad política estimularla. Y se ha convertido en algo políticamente correcto defenderla, al punto que se ha convertido en una tendencia. El traslado de emigrantes en el tren la “bestia” a través de México, que ha generado tantas víctimas, se ve como algo normal y ni siquiera se toman medidas para proteger a los inmigrantes de accidentes y de bandas del crimen organizado. Un grupo de mutilados del tren la “bestia”, ni siquiera fueron recibidos por el presidente de México, Enrique Peña Nieto.

La demagogia es tal en el fenómeno migratorio, que se culpan a los países afectados por la entrada irregular de inmigrantes, de las medidas que toman para impedirlo. Las muertes que se producen en el estrecho de la Florida, otras partes del Caribe y el cruce fronterizo de México, se deben a las restricciones que ha impuesto los Estados Unidos para llegar ilegalmente al país. Pero la hipocresía es tal, que el trato que las autoridades de los propios emisores de emigrantes les dan a los emigrantes de otros países, no es igual al que piden para sus nacionales.

Muchas personas relacionan el muro de Berlín, con el cerco fronterizo entre México y los Estados Unidos, pero no tienen en cuenta lo principal, que el muro de Berlín era para evitar que los alemanes escaparan hacia la libertad, mientras la  valla fronteriza es para evitar que se entre ilegalmente a los Estados Unidos. Una condición que ponen todos los países del mundo y algo de seguridad nacional para los Estados Unidos.

En países, de corte totalitario o autoritario, como Cuba y Venezuela, forzar la emigración política es una buena estrategia, porque la capacidad de la oposición se ve disminuida. Pero hasta en estas circunstancias, cabe la frase de que cuando los pueblos emigran, los gobernantes sobran.  

Mayo del 2014