En defensa del neoliberalismo

El 20 de mayo y la libertad
Adolfo Rivero Caro

El 20 de mayo tiene una gran significación para todos los cubanos, porque con su primer gobierno constitucional nace la república en esa fecha en 1902. En mi caso particular ese día nace mi primer y único hijo Alejandro y por demás, el 20 de mayo de 1988 emprendí camino hacia la libertad, con mi partida al exilio en Francia.

La libertad incide en todos los ciudadanos por igual.  Aunque hay  a quienes la falta de libertad les afecta más y los compulsa a asumir cierta actitud ante la vida. A muchos esa actitud les ha costado grandes sacrificios, incluso la vida.

El 20 de mayo de 1902 culminaba para Cuba una larga  cadena de años de lucha, donde sus mejores hijos abonaron nuestra querida patria, sin llegar a verla en libertad. Hoy la historia se repite, los que no derramaron su sangre, derraman sus lágrimas y se ahogan en ellas, en un externo exilio sin ver su patria libre.

Los Estados Unidos ha sido el país más solidario con nuestra causa y desde mi tribuna en Neoliberalismo he combatido todas las formas del antiamericanismo internacional y doméstico. También he alertado a los líderes latinoamericanos de los peligros ideológicos en cada momento oportuno, a pesar de no contar con  una  solidaridad militante por la causa del pueblo cubano.

Aunque la responsabilidad de restaurar la democracia en Cuba y lograr un nuevo 20 de mayo es de los cubanos, quienes  tienen que lograr una unidad estratégica con respaldo popular. Y eso se lo dejo de tarea, como un legado de mi largo peregrinar por los tediosos  caminos de la libertad.

De todos modos la tribuna: En  defensa del Neoliberalismo, seguirá siendo un referente para todas las generaciones y un compromiso moral para los que seguirán después que yo. En mi caso, doy las gracias a los miles de seguidores, y también a todos los lectores, aunque no hayamos coincidido con el mismo punto de vista.

De igual forma tendrán la oportunidad de leer mi libro, La guerra cultual en los Estados Unidos, donde se perpetuarán mis mejores trabajos sobre este importante tema de la contracultura, porque Estados Unidos está en guerra. Es una guerra extraña, furtiva, cultural. En ella se enfrentan, de una parte, los liberales multiculturalitas que afirman que no existe un pueblo ni una cultura norteamericana, que esta sociedad es esencialmente racista, discriminadora, machista, sexista, imperialista, represiva y que, por lo tanto, merece desaparecer. De otra parte están los que, pese a sus infinitos defectos, la consideran la sociedad más democrática y generosa del mundo, y luchan por conservarla. La afirmación puede parecer extravagante pero analistas tan importantes como George F. Will, Thomas Sowell, Robert Novak, William Buckley, Samuel Francis, Cal Thomas, John Leo y Suzanne Fields, entre muchos, utilizan constantemente el concepto de guerra cultural. Y no es por gusto. En este país es muy difícil analizar un solo problema importante, desde el viraje de la política hacia Cuba, hasta la delincuencia y desde la crisis del bienestar social hasta la inmigración, si se desvincula del contexto de este enfrentamiento. Si queremos preservar la libertad de los pueblos que la disfrutan hoy, debemos empezar por asegurar y fortalecer los valores de la libertad de esta gran nación.

En unos tiempos convulsos, de indecisiones políticas por parte de la Administración de los Estados Unidos, y una revuelta lógica pero comprometedora en el mundo árabe, hace cada día más insegura la cultura occidental. En primera fila se encuentra el pueblo israelí, al que no se le puede quitar el respaldo logístico y moral, porque con ello se compromete la seguridad nacional de los propios Estados Unidos.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que Israel sabe defenderse y ha atacado y destruido programas nucleares enemigos. En 1981, aviones israelíes bombardearon el reactor nuclear iraquí de Osirak, terminando definitivamente, como resultó ser, con las ambiciones nucleares de Saddam Hussein y, en el 2007, aviones israelíes destruyeron un reactor nuclear en Siria, construido por Corea del Norte. Ahora bien, una vez cargado el reactor de Bushehr, cualquier ataque contra el mismo pudiera difundir desechos radioactivos por toda la región.

El peligro nuclear está relacionado con los valores de la libertad, porque hay que elogiar la actitud del pueblo japonés, como una tragedia nuclear la ha asimilado con una honradez y disciplina envidiables. Por eso hay que trabajar cada día por la libertad, que el mundo comienza y se acaba cada día. Y este 21 de mayo no será diferente, a pesar de las predicciones de  Harold Camping, presidente de Family Radio, una cadena de emisoras cristianas en los Estados Unidos.

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