En defensa del neoliberalismo

Editorial: De las drogas y otros demonios

La Comisión Global de Política de Drogas proclamó el fracaso de la cruzada mundial contra este flagelo de la humanidad,  cuarenta años después de que el ex presidente estadounidense Richard Nixon declarara la guerra contra las drogas. La comisión, integrada por ex mandatarios latinoamericanos, un ex secretario de Naciones Unidas, académicos notables y políticos, divulgó este jueves 2 de junio un documento en Nueva York, en el que pide a políticos y figuras públicas "tener el coraje de articular públicamente lo que muchos de ellos reconocen privadamente: que la evidencia demuestra abrumadoramente que las estrategias represivas no resolverán el problema de la droga (…) la guerra contra la droga no ha sido, no podrá y no será ganada".

En este sentido la periodista María Isabel García de Radio Nederland al entrevistóó al sociólogo, investigador y autor de ensayos sobre el tema, Ricardo Vargas Meza, quien señala que “es muy cómodo ser flexibles y liberales en el asunto de la demanda, pero muy poco reflexivos para abordar el asunto del tráfico y la producción”. Aunque el sociólogo Vargas Meza no da una definición muy clara de su apreciación, si se sabe que lo que garantiza el tráfico y el consumo es la producción y es donde menos esfuerzos se han puesto.

Las drogas necesitan de una gran cantidad de materia prima para producirse, por lo que el cultivo de las plantaciones requiere de mucho trabajo y sacrificio, algo que los grandes beneficiarios de este lucrativo negocio no están dispuestos a realizar. Sin embargo, pagan muy bien a sus productores, y cuando decimos que pagan bien es con relación a los cultivos tradicionales como el maíz, el trigo, el arroz, etc. Y además, pagan una buena suma por adelantado, que garantiza la cosecha y facilita una mejor vida para nuestras empobrecidas familias rurales en todo el mundo.

El ex mandatario brasileño Enrique Cardoso, reclamó creatividad para enfrentar el problema, alegando que no debe ser una guerra, sino otra manera más inteligente de combatir el uso de drogas. Cardoso, así como otros ex mandatarios y otros en el gobierno todavía se refieren al tema y hablan de buscar una nueva estrategia. Sin embargo nadie hace una propuesta concreta y las pocas que ha habido se refieren al consumo. La guerra contra las drogas se pierde en su producción, porque lo primero que se ha perdido es una adecuada política agraria y principalmente en lo que se refiere a cultivos alternativos.

La  Dirección Nacional de Estupefacientes de Colombia indica la participación de partidos políticos que se benefician y facilitan la continuidad del control de los bienes incautados al narcotráfico. Aquí radica el gran problema y parte de la solución. Si esos bienes, incluyendo el dinero incautado y una gran parte de los fondos dedicados a la guerra contra el narcotráfico se pusieran en manos de los campesinos productores, incluso de forma indirecta con programas de viviendas y salud, no serian penetrados tan fácilmente por los capos de la droga y por la tentación del cultivo de estupefacientes. Cuando una sola cosecha aporta los dividendos que no se ganan en 10 años con otros cultivos.


Ahora bien, aunque el narcotráfico y el consumo de drogas ha crecido, citando cifras de la ONU, el informe señala que el consumo aumentó en la última década en 34,5% para opiáceos, 27% para cocaína y 8,5% para cannabis (marihuana) Sin embargo, los carteles de las drogas ya se han agenciado otras actividades, que son necesariamente útiles para sus actividades como el tráfico de armas y de personas ilegales.

La corrupción tradicional y la corrupción forzosa han alcanzado tales niveles, que La estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) presentó una demanda en Estados Unidos, la segunda en un año, en contra del comercio ilegal de hidrocarburos robados en territorio mexicano.
Pemex explicó que desde el 2006 le han sido robados unos 300 millones de dólares en condensado de su campo de gas natural Burgos. En los últimos años una serie de grupos delictivos, principalmente Los Zetas  se ha concentrado en el robo de hidrocarburos provenientes de los campos de la región de Burgos (norte de México), que abarca partes de los estados de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila. Sin embargo, las autoridades mexicanas responsabilizan a las compañías receptoras en los Estados Unidos, sin tomar carta en el asunto contra los grupos de narcotraficantes que controlan la frontera e imponen su ley de corrupción forzosa en ambos lados de la misma. Si a alguien habría que cuestionar, además del Gobierno mexicano, seria a todo el Gobierno americano y sus instituciones. Miles de toneladas de combustible, drogas por toneladas, armas y el tráfico constante de personas ilegales no se producen, si no hay una voluntad expresa de permitirlo.

Esto no exonera a los demás gobiernos latinoamericanos de su responsabilidad política y social en todo este fenómeno, que incluye el flujo migratorio y la violencia en sus pueblos, pero la mayor preocupación debe ser para los Estados Unidos, ya que sus enemigos ideológicos siempre se propusieron utilizar las drogas para minar la sociedad norteamericana por dentro y desestabilizar a México, haciéndolo ingobernable y romper la institucionalidad mexicana, para llevar al poder un gobierno de fuerza o sujeto a las pretensiones de los intereses del Eje del Mal internacional anti americanista, como parte de la Guerra Cultural contra los Estados Unidos.

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