En defensa del neoliberalismo

 

La hipocresía de Amnistía

 

Adolfo Rivero Caro
 
L
a secretaria general de Amnistía Internacional declaró, en una nota de prensa, que la prisión para terroristas en la Base Naval de Guantánamo ''se ha convertido en el gulag de nuestro tiempo''. Evidentemente, Amnistía Internacional no sabe lo que es un gulag. No debía extrañarnos. AI surgió como un instrumento de la izquierda para denunciar las violaciones de los derechos humanos de los regímenes de derecha. Las otras no le interesaban.

Recordemos los orígenes de AI. En 1961, un periodista de The Observer, un periódico socialista británico, publicó una denuncia sobre dos estudiantes portugueses presos e hizo un llamamiento para demandar su liberación. Ante el éxito de la iniciativa, pocos meses después se fundaba Amnistía Internacional, dedicada a la lucha por el respeto a los derechos humanos en todo el mundo. Una buena iniciativa, ¿no es cierto?

Señores, por favor, ¡qué estudiantes portugueses presos ni que niño muerto! En Cuba, Fidel Castro llevaba dos años fusilando a diestro y siniestro, las torturas y los crímenes en el presidio histórico estaban en su apogeo y la población campesina del Escambray estaba siendo deportada. Todo fue absolutamente ignorado por AI. Como ignoraron el Gulag soviético, el verdadero, el de Solyenitzin, donde todavía quedaban millones de personas; o los campos de trabajo esclavo chinos, los laogai, o el infierno de los campos de concentración de Corea del Norte. Pero Oliviera Salazar, que era un dictador de derecha, había detenido injustamente a dos estudiantes. Ahí está retratada toda la hipocresía de Amnistía Internacional.

Siempre hemos agradecido las posteriores denuncias de AI sobre la situación cubana. Conozco bien la historia porque Ian Martin, secretario general de AI, estuvo en mi casa a principios de 1988, en la primera y única vez que se les ha permitido entrar en Cuba. Lo llevé a ver a Bofill y éste, a su vez, lo llevó a conocer a Margarita Marín Thompson. Los tres hijos de esta mujer habían penetrado por la fuerza en la nunciatura apostólica (embajada del Vaticano) en La Habana en busca de asilo político. Un operativo del Ministerio de Interior, dirigido por Tony de la Guardia, los sacó de la embajada y poco después Fidel Castro los mandó fusilar. (Ironías de la historia, pocos años después Castro mandaba a fusilar a Tony de la Guardia.) Una comisión de derechos humanos de Naciones Unidas visitó Cuba por aquella misma época y el Comité Cubano pro Derechos Humanos la confrontó con centenares de víctimas del régimen. Eso provocó que Naciones Unidas empezara a condenar a la dictadura castrista. Sólo entonces Amnistía Internacional empezó a hacer lo mismo.

La Sociedad Internacional de los Derechos Humanos (IGFH) surgió precisamente para denunciar los crímenes que se cometían en el campo socialista y que AI prefería ignorar. Ahora mismo, Aministía Internacional no tiene ningún informe global sobre los espantosos crímenes de los terroristas. Si buscamos ''terrorismo'' en el website de AI, sólo hallamos 25 reportes, y todos se refieren a violaciones de los que están combatiendo a los terroristas.

La Tercera Convención de Ginebra estuvo dirigida a proteger las vidas de los soldados presos por fuerzas enemigas. Pero esto sólo era válido para los soldados que combatían de acuerdo con las leyes de la guerra. Los que se ponían en uniforme del enemigo para penetrar sus filas, espiar o hacer actos de sabotaje automáticamente perdían la protección de la Convención y eran fusilados sin más trámites. AI pretende extender el status de soldado combatiente a los terroristas que vestidos de civil ponen bombas en los cafés y supermercados, asesinando mujeres y niños. Es sobre esa base que acusan a Estados Unidos. Esto no es sólo una aberración moral, sino un impúdico sabotaje a la lucha contra el terrorismo.

Amnistía Internacional ha estado de acuerdo en condenar el sionismo como una forma de racismo y ha establecido una identidad moral entre los terroristas que asesinan a mujeres y niños judíos y los soldados israelíes que responden contra esos ataques. Todo para congraciarse con las millonarias dictaduras árabes. Que así sea. No hay nada de malo en arrancarles alguna solidaridad a estos arrogantes santurrones siempre que estemos conscientes de su agenda y de su verdadera catadura moral.