En defensa del neoliberalismo

En Estados Unidos abundan los predicadores negros furiosamente racistas y antiamericanos. Para ellos, si un joven negro fracasa en los exámenes, la culpa es del maestro blanco que lo discrimina, y si va a la cárcel por vender drogas, la culpa es de la policía racista. En vez de estimularlos a ser responsables, estudiar, trabajar y aprovechar las enormes posibilidades que les ofrece la sociedad americana, estos individuos los liberan de toda responsabilidad personal y le echan la culpa de todos sus problemas a la discriminación racial. Son sembradores de resentimientos y jardineros del odio. Uno de estos lamentables personajes es un pastor de la Trinity United Church llamado Jeremiah Wright.

En un sermón en la capilla de la Universidad de Howard el 15 de enero del 2006, el reverendo Wright dijo que ``Estados Unidos ha creado el virus del sida, ha entrenado a asesinos profesionales, ha importado drogas y creado una sociedad racista que nunca elegiría a un presidente negro [...] El racismo es la base sobre la que se fundó este país y sobre la que se sigue dirigiendo [...] Estados Unidos es el asesino número 1 del mundo [...] Bombardeamos Cambodia, Irak y Nicaragua, matando a mujeres y niños mientras tratábamos de volver la opinión pública contra [Fidel] Castro y [Moamar] Gadaffi... Metimos a Nelson Mandela en la cárcel [...] Creemos en la supremacía de los blancos y la inferioridad de los negros, y creemos en eso más de lo que creemos en Dios''.

¿Cuál fue la reacción de este personaje ante los sangrientos ataques el 11 de septiembre? Veamos lo que dijo. ''Estas no son más que las consecuencias de nuestras propias acciones (``America's chickens... coming home to roost'') [...] Bombardeamos Hiroshina, bombardeamos Nagasaki y matamos a muchos más de los que murieron en Nueva York y el Pentágono y nunca nos importó. Hemos apoyado el terrorismo contra los palestinos y los sudafricanos negros y ahora estamos indignados porque lo que hemos hecho en el exterior está sucediendo en nuestro propio patio''.

``Nosotros iniciamos el virus del sida''... ``Sólo podemos mantener nuestro nivel de vida garantizando que el tercer mundo viva en la más abyecta pobreza''... ¿Que Dios bendiga a América? ¡No, no! ¡Que Dios maldiga a América!'', dijo, por increíble que parezca, el reverendo Wright.

En Estados Unidos hay muchos miserables de este tipo. Lo extraordinario de Wright es que fue el hombre que convirtió al senador Barack Obama al cristianismo, el que lo casó con su esposa Michelle y el que bautizó a sus dos hijas. Ha sido su íntimo amigo y asesor espiritual desde hace más de veinte años. Ahora, inesperadamente, el senador Obama ha irrumpido en la política americana. Es una figura típicamente mesiánica. Yo, por mi parte, desconfío de los mesías. Seducir al público hablando del extraordinario futuro que les espera a sus seguidores siempre me ha parecido una habilidad barata. Superior a la de los timadores, pero inferior a la de los ilusionistas. Fidel Castro y Hugo Chávez la han tenido, para desgracia de nuestros pueblos.

Todo el mundo dice que el senador Obama es muy hábil pero, al parecer, su principal habilidad es la de ocultar sus verdaderas opiniones políticas. No se presenta abiertamente como izquierdista pero, según muestran los expedientes del Congreso, ningún senador votó más a la izquierda en el 2007. Es un experto en vaguedades pero ha votado consistentemente a la izquierda de Charlie Rangel y de Ted Kennedy. Por otra parte, su esposa Michelle, más incapaz o menos hipócrita, dijo que sólo ahora, con la postulación de su marido, por primera vez en su vida se sentía orgullosa de su país...(!) Es, sin duda, la verdadera opinión de la familia. A la luz de lo que ahora sabemos sobre su asesor espiritual, no debería extrañarnos.

En las computadoras de alias Raúl Reyes, el segundo hombre de las FARC, se encontró una carta del 28 de febrero en la que éste informaba haber conocido a ''dos gringos'' que le aseguraron que ''el nuevo presidente del país va a ser Obama. Y Obama no va a apoyar el Plan Colombia ni va a firmar el Tratado de Libre Comercio''. El senador no ha dicho mucho sobre Colombia, salvo criticar las buenas relaciones de Bush con Uribe, pero parece que las FARC ya conocen sus opiniones y están muy contentos con ellas.

Durante 20 años, Obama ha estado yendo a la iglesia de Wright, ha escuchado sus sermones semanalmente, lo ha agasajado en su propia casa. Y, sin embargo, ahora pretende que el pueblo americano crea que él no sabía nada de sus opiniones. Durante la campaña se ha hablado de la falta de experiencia de Obama, que apenas está cumpliendo su primer período como senador. Enfrentado a la senadora Hillary Clinton y al senador John McCain, su campaña ha insistido en que más importante que la experiencia es el buen juicio. Cuando estamos hablando de la presidencia de Estados Unidos, la experiencia me parece crucial, pero estoy dispuesto a aceptar que el buen juicio es todavía más importante. Ahora bien, ¿de qué buen juicio puede hablar el senador Obama? Es obvio que o bien simpatizaba con las ideas de su pastor o no las conocía. En el primer caso, es un ultraizquierdista. En el segundo, si no ha sido capaz de conocer al reverendo Wright después de 20 años de amistad, ¿qué confianza puede tener el pueblo americano en su famoso buen juicio?

La prensa liberal va a elogiar el ''valor'' de Obama al defender a su pastor y luego va a enterrar la noticia. Yo no creo que el pueblo americano lo vaya a olvidar tan fácilmente. El senador Obama es un peligroso demagogo que no merece la nominación del Partido Demócrata.