En defensa del neoliberalismo

 

El estado de la Unión

 
ADOLFO RIVERO CARO

En su Discurso sobre el Estado de la Unión del pasado martes, el presidente Bush afirmó, con toda razón, que el estado de la Unión era excelente. El vigor de la economía americana es la envidia del mundo. La primera responsabilidad del Presidente, sin embargo, es garantizar la seguridad del pueblo americano. Ahora bien, en septiembre de este año, pese a las continuas amenazas de Al Qaida, se cumplirán 5 años del 11 de septiembre y los terroristas no han podido golpearnos de nuevo. Osama bin Laden consideraba que el pueblo americano carecía de espíritu de sacrificio y de voluntad combativa. Al parecer, confundió las opiniones de The New York Times, el Boston Globe, CNN y el resto de la gran prensa liberal con la opinión del pueblo americano. El error le ha costado caro. EEUU ha liberado Afganistán e Irak. La dirección de Al Qaida ha sido diezmada, la muerte de los demás es sólo cuestión de tiempo y una revolución democrática avanza en el Oriente Medio.

Al juzgar la presidencia del George W. Bush, lo primero que hay que tomar en cuenta es que ha tenido que confrontar una de las crisis más graves en la bicentenaria historia de esta nación. El ataque contra Pearl Harbour, el 7 de diciembre de 1941, que decidió el ingreso de EEUU en la II Guerra Mundial, se produjo en Hawai, que por aquel entonces no era territorio de EEUU. El presidente Franklin D. Roosevelt estaba tan preocupado que decidió internar en campos de concentración a todos los nipoamericanos. El país estaba en una lucha de vida o muerte y Roosevelt no podía permitir la posibilidad de una quinta columna japonesa en EEUU. Abraham Lincoln, por su parte, en su momento suspendió el derecho al habeas corpus. ¿Errores? Quizás, pero la historia es benévola con ese tipo de errores.

Ahora se critica al presidente Bush porque ha ordenado intervenir las llamadas internacionales de larga distancia entre americanos y sospechosos de terrorismo en el exterior. Los demócratas dicen que es un atentado contra la privacidad, contra el respeto a los derechos del individuo. Es una crítica deleznable y mendaz. Como las que se trataron de hacer, dicho sea de paso, contra ese hombre y juez excepcional que es Samuel Alito. No, lo que el Presidente quiere proteger precisamente son esos derechos individuales que los fundamentalistas quieren aniquilar. En su época, los comunistas decían que había que aprovechar al máximo las posibilidades que les daba la ''legalidad burguesa'' para hacer la revolución, y aniquilar de una vez por todas esa legalidad. Hoy, los islamofascistas pretenden hacer lo mismo.

En los manuales de Al Qaida se aconseja a los militantes decir que los han torturado. Se les instruye para aprovechar al máximo la ''legalidad burguesa''. Es decir, se aprovecha la sana desconfianza americana ante el poder estatal, totalmente justa en una situación normal, para socavar la lucha contra el enemigo. Los islamofascistas filman las decapitaciones de sus víctimas, pero ¿alarma y moviliza esto a los liberales americanos? En lo más mínimo. Lo único que alarma y moviliza a los demócratas es perder otras elecciones. Y, para derrotar a Bush, se oponen cerrilmente a todas sus políticas. ¿Y si el debilitamiento de la Ley Patriota facilita otro ataque devastador contra EEUU? No importa. Entonces los demócratas afirmarán gravemente que el Presidente ha fracasado en su misión fundamental, que es proteger a los Estados Unidos.

La realidad es que EEUU no ha sido vuelto a atacar porque la política del presidente Bush ha sido exitosa. Y yo les pregunto a mis lectores: ¿está el mundo más o menos seguro sin los talibanes gobernando Afganistán y sin Saddam Hussein en Irak? ¿Han crecido o no las fuerzas de seguridad iraquíes? ¿Han mejorado o no las perspectivas democráticas del Medio Oriente? ¿Renunció Libia o no a su plan de armas nucleares? ¿Se ha convertido o no Pakistán en un aliado de la lucha contra el terrorismo?

Muchos han lamentado que no se haya mencionado a Cuba entre los principales países partidarios del terrorismo. Yo también creo que fue una torpeza. Sin embargo, la simple mención de un país tiene un valor limitado. En realidad, ningún gobierno americano ha tenido una posición más militante contra la dictadura cubana que el de Bush, como lo demuestra la actitud de nuestra oficina de intereses en La Habana y la ofensiva de Radio y TV Martí. En definitiva, Cuba forma parte de la guerra mundial contra el terrorismo, y los éxitos contra el terrorismo en cualquier parte del mundo son éxitos contra la dictadura de Fidel Castro. Nunca debemos olvidarlo.

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