En defensa del neoliberalismo

Démosle a Chávez el recibimiento que se merece
Leopoldo Escobar

Si usted tuviera el propósito de hacer comer sapos a sus niños pequeños ¿qué haría? Seguramente dos cosas: comerse vivo, delante de sus hijos, a un sapo especialmente feo y repugnante como para que sus vástagos le vayan perdiendo el asco a tal ingesta y servirles a ellos un sapo embellecido, cocido y bien condimentado para terminar de vencer sus escrúpulos.

Eso es lo que está haciendo el Presidente de México, Felipe Calderón: se prepara para comerse vivo al sapo especialmente horrendo y hediondo que es Hugo Chávez, para que los electores de su partido (Acción Nacional) después se traguen al sapo aseado y disfrazado de algo comible en que se ha ido convirtiendo Andrés Manuel López (a) El Peje.

Calderón no actúa solo, sino con la complicidad de políticos panistas dispuestos a todo con tal de no salir de la nómina (dispuestos incluso a cargarle el portafolio al Peje cuando –sueñan- sea presidente) y con la colaboración de los dos agentes de influencia más eficaces del chavismo en México: Marcelo Ebrard y Manuel Camacho, quienes han convencido al tabasqueño de volverse presentable ante los electores del PAN, pues sólo con los votos de ellos logrará la silla presidencial (los meros votos izquierdistas no alcanzan).

En este drama lo único que está por verse es si cuando Calderón y sus secuaces, por ahí de mayo de 2012, llamen a impedir el regreso del PRI al poder mediante el “voto útil” en favor del Peje, serán obedecidos por los votantes panistas como los niños de la alegoría o si por el contrario estos ciudadanos actuarán como adultos responsables en defensa de sus intereses (que objetivamente son antagónicos a los de la izquierda).

En 2007, cuando Calderón ya era Presidente de México, el gobierno “bolivariano” de Venezuela dio a conocer el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013, cuyo objetivo era terminar de implantar el socialismo en el país (además de propagarlo por el mundo) y que entre sus líneas de política exterior incluía la siguiente: “Fortalecer los movimientos alternativos en Centroamérica y México en la búsqueda del desprendimiento del dominio imperial”.

El documento, que no es secreto en absoluto, sino público, con carácter vinculante y que se puede consultar hasta hoy sin dificultad (por ejemplo aquí: http://www.locti.co.ve/ruubikcms/useruploads/files/plandelanacion_2007-2013_-_comentarios.pdf), es la más elocuente evidencia de la zafia intromisión del gobierno de Hugo Chávez en los asuntos internos de México y de hecho una de las más mayores evidencias -que se hayan documentado jamás- de descarado injerencismo de un país en los asuntos domésticos de otro.

Ante tal intromisión nuestros queridos políticos masiosares mexicanos (incluidos panistas), no alzaron la voz para exigir lo único que dictaba la elemental dignidad: romper relaciones con el gobierno de Chávez o al menos expulsar al embajador “bolivariano” (como cuando Fox expulsó al procónsul cubano), pues su patrioterismo sólo alcanza para odiar a Estados Unidos y culpar a nuestro vecino de todas nuestras desgracias.

El caso de Felipe Calderón es verdaderamente patológico, pues esta persona carece del más mínimo resabio de dignidad. Mediante violencia y chantaje, la izquierda trató de impedir que Calderón tomara el poder (que obtuvo mediante una elección que fue legal y limpia, pese a lo que él ahora piensa). La izquierda lo ha injuriado hasta el cansancio. La izquierda, que ha acusado de genocida a Calderón ante la Corte Penal Internacional, busca que el todavía Presidente de México pase el resto de sus días en la cárcel. Y después de todos estos agravios lo que Calderón busca -con el mayor denuedo- es complacer a la izquierda, llevarla al poder a como dé lugar ¡Cuanta abyección!

Imagine usted la alegría que sentirá el muerto-viviente Chávez cuando por ahí de abril o mayo el gobierno de Calderón cumpla su amenaza de traerlo a México y darle un recibimiento propio de un semidiós. El único sostén de la sanguinaria dictadura castrista, el padrino de las FARC, el mayor protector continental de los capos que han ensangrentado a México y a Centroamérica, el aliado vital de la proliferación nuclear de Irán, el ladrón de altos vuelos que ha despojado a empresarios mexicanos y el repugnante antisemita (¡capaz de provocar molestias por su judeofobia hasta en Fidel Castro!), no sólo será testigo directo de la profecía-consigna de su Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013 para México, sino que además será actor directísimo, pues con su presencia en suelo mexicano ayudará a que la izquierda tome el poder…¡gracias a los votos de la odiada derecha!

Ante una perspectiva tan ominosa, propongo que les agüemos la fiesta a Chávez y a su indigno anfitrión. Por ejemplo, podríamos convocar a un foro internacional de denuncia en México, para que los perseguidos del tirano “bolivariano” expliquen porqué han tenido que exiliarse de su país y cómo la policía política cubana se ha ido apoderando del Estado venezolano.

Pero sobre todo, derrotemos mediante la denuncia la tentativa de usar al PAN como catapulta para llevar a la izquierda al poder en México, que sería la mayor traición imaginable contra el partido y el legado de Manuel Gómez Morín, Manuel de Jesús Clouthier Rincón y Carlos Castillo Peraza, pero también de Luis Calderón Vega…