En defensa del neoliberalismo

CARTA AL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA. (otra carta más por la que no obtendré respuesta)

Por: Lic. Yasunaris Rodríguez Vázquez
Las Tunas, Cuba 17 de Julio del 2021

Cuba necesita de cambios profundos, no más evasivas, tergiversaciones, verdades edulcoradas o a medias.  Este estado de cosas es en extremo vergonzoso e inaceptable. La violencia y las rivalidades tribales a las que se han acudido en los últimos días nos conducirán a un  desastre de proporciones épicas.

No se puede continuar rindiendo culto a utopías ideológicas, en detrimento de la calidad  de vida y el porvenir  de varias generaciones de  una nación.

La inoperancia de nuestro sistema político y económico ha quedado demostrada,  y no solo dentro de nuestra Isla, también en otra treintena de países que otrora integraron el desaparecido campo socialista.  Por lo que ni siquiera me atrevo  a soñar con una simbiosis funcional  entre capitalismo y socialismo, como exitosamente  sucede en varios países,  europeos fundamentales, dado que la putrefacción está tan arraigada y las mentalidades tan enfermas de  dogmatismos y estereotipos  que no lo considero posible.

Ustedes  insisten  en mantener este  sistema social, político y económico completamente inviable, a costa del sufrimiento de millones de ciudadanos cubanos, pero por sobre todas las cosas, violando con cinismo y desvergüenza, los derechos humanos y libertades políticas y civiles fundamentales de  los mismos, y por sobre todo y lo más detestable,  acudiendo a mecanismos de chantaje y coacción de una gran cantidad  de trabajadores estatales,  necesitados y dependientes de los pírrico salarios, y que no tienen otra alternativa que secundar las mascaradas que sirven a ustedes de fachada perfecta en lo que a manipulación de la opinión pública internacional se refiere.

Cuando no se brinda un espacio legal y adecuado  a la  población de un país,  asfixiada por penurias económicas, espirituales y físicas, se corre el riesgo de desatar un infierno de bajas pasiones, odio, resentimientos, ira, más aún cuando se trata de un pueblo que por décadas ha sido engañado, desoído, relegado y al que se le ha asignado el oprobioso rol de acatar y aplaudir o enfrentar la calumnia, el descrédito, la represión abierta o solapada, la cárcel o el desempleo.

Basta de continuar echándole la culpa de nuestros problemas al " bloqueo externo " cuando es el bloqueo interno el peor de nuestros males, es una realidad incuestionable que otros países han tenido  al mismo enemigo, similar o peor bloqueo durante muchísimos años han experimentado guerras  sangrientas y desastres naturales y sin embargo, hoy son un ejemplo a seguir y nos superan por mucho.

En el plano económico estamos ante un verdadero desastre, no se puede continuar con la verborrea y la demagogia que intenta idealizar al  "socialismo" como a  un sistema moral,   ética y humanamente  superior, pues el éxito de las  políticas no se determina por bellos y bien redactados documentos, o por los nobles ideales o las nobles  intenciones,  sino por  sus resultados y el impacto social de los mismos: aumento de la calidad de vida,  ampliación del mercado interno en la moneda nacional, el cese o  disminución  de la emigración, etc... Estos "logros" o aspiraciones no pueden sustituirse por consignas ni por discursos gastados que no satisfacen nuestras  necesidades y que no pueden ocultar que  nuestra  realidad es negra y que  la vida del cubano de a pie es calamitosa en todos los sentidos, es más que evidente.  

Se ha confundido  a un capitalismo monopolista de Estado, con un  socialismo, que no redunda en lo beneficios de los trabajadores y que impide el desarrollo de las fuerzas productivas,  al  bloquearlas  cada días más con prohibiciones legales y administrativas, altos impuestos y disposiciones de índole político,  añadiéndole  a todo ello el estigma de que toda iniciativa privada es catalogada  como un "mal necesario" y no como el impulso  y la respuesta a una de las principales leyes del desarrollo económico de cualquier país:  la ley de oferta y demanda. Sólo la súper producción conseguirá  abaratar los precios y la competencia entre los productores redundará en la calidad de los productos y servicios.

Una vez que se logran verdaderos avances en lo económico, es que pueden impulsarse y protegerse debidamente los diferentes programas sociales que garanticen la protección de las familias en desventaja. Pero es inaceptablemente inmoral continuar pretendiendo que derechos como la salud y la educación  públicas, son privativos del sistema  socialista que por si fuera poco, no es ni remotamente, lo que tenemos en Cuba.

En el plano político y legislativo hemos involucionado penosamente, dado que  nuestra Carta Magna o Ley suprema de nuestra República, no solo se irrespeta, sino que contiene indefiniciones, ambigüedades, contradicciones y lagunas tan grandes que constituyen una afrenta a la inteligencia y la dignidad de los cubanos y  no se aprecia en ella un verdadero  respeto a derechos inalienables   como la libertad  de expresión, opinión, movimiento y asociación.

El trabajador cubano es hoy tan humillado, incluso más humillado que nunca antes, padeciendo todo tipo de medidas desesperadas: tiendas en Monedas Libres Convertibles  y tarea ordenamiento, en un intento  del Estado por mantener el "estatus quo", que por supuesto, garantizaría la conservación de los privilegios de la "élite" de funcionarios, porque lo que es el pueblo, ya no tiene nada más que perder o padecer, sobre todo en tiempos de Covid- 19, ya que esta pandemia ha desarticulado por completo el único gran baluarte al que se aferraban los cubanos de a pie, la atención médica. 

En Cuba, como en la gran mayoría de los países del mundo, el Gobierno debe derivarse de la voluntad libre y soberana del pueblo, ejercida mediante  un proceso democrático, en el que exista la posibilidad de escoger entre varias propuestas, pues el reconocimiento de un Partido, con carácter  permanente, no solo es una burla sino también una imposición totalitaria  y es, precisamente para protegerse, que este partido niega a los ciudadanos la posibilidad de adquirir recursos económicos y legales con los que  en un momento determinado, puedan hacerle frente.

Definitivamente un Estado que muestra al mundo una cara realmente muy bonita de humanismo, solidaridad, tolerancia, respeto a las diferencias; y sin embargo, muestra  otra muy distinta a sus ciudadanos (o al menos a aquellos que lo logran ver) que es definitivamente una aberración, la definición misma del mal y la inmoralidad.

Son otros tiempos, otros derroteros, otra forma de ver las cosas y en nuestra sociedad deben aprender a coexistir diferentes intereses; no pueden utilizarse  por siempre, la memoria de   las generaciones gloriosas que nos antecedieron, para  oprimir como una pesadilla, el espíritu  de los que hoy somos el presente, y que penamos  ya, desde hace décadas, una existencia dolorosa, en total ausencia de sueños, proyectos e ilusiones que no sean más que sobrevivir en condiciones precarias.

Creo con toda honestidad que para preservar, primero y más importante  que todo, la "soberanía" e "independencia" de nuestro país, deberá garantizarse una verdadera democracia, deberán respetarse y legalizarse las diferentes corrientes políticas que deberían poder desarrollarse públicamente y con naturalidad, a través de los diferentes medios.

No pueden continuar acudiendo a toda esa  parafernalia patriótica para manipular a las nuevas generaciones, acudiendo constantemente al pasado histórico e incuestionablemente heroico, para representar un papel que ya les queda demasiado estereotipado y muy, muy, muy mal.

"Sin libertad, la democracia es despotismo, sin democracia la libertad es una quimera". (Octavio Paz)

Para poder avanzar necesitamos "DEMOCRACIA",  necesitamos "LIBERTAD".

Necesitamos la libertad que sólo puede exhibir la genuina democracia y necesitamos de la democracia que sólo puede dar a luz, la verdadera libertad.

Saludos,

Yasunaris Rodríguez Vázquez