En defensa del neoliberalismo

 

Los europeos huyen de Europa

Paul Belie

   El año pasado, más de 155,000 alemanes emigraron de su país natal. Desde 2004 el número de alemanes étnicos que se van es mayor que el número de los inmigrantes que llegan. Mientras los emigrantes son personas de alta calificación y muy motivados, “lo que llegan son fundamentalmente pobres y con muy poca educación”, dice Stephanie Wahl  del Instituto Alemán de Economía.

   En una encuesta realizada en el 2005 entre estudiantes universitarios alemanes, 52 por ciento dijo que era mejor irse de su país natal que quedarse en el . Al "votar con los pies," jóvenes y educados alemanes están diciendo que Alemania no tiene futuro que ofrecerle, ni a ellos ni a sus hijos. Como le dijo al periódico Die Welt una pareja que vino a Estados Unidos:”Aquí nuestros hijos tienen un futuro en el que no tendrán que temer el desempleo y la decadencia social.” Hay dos grandes razones por las que los llamados “alemanes étnicos” emigran. Algunos se quejan de que los impuestos en Alemania son tan altos que ya no merece la pena trabajar. Otros señalan que ya no se sienten en su casa en un país cuyo perfil cultural está cambiando dramáticamente.

   La situación es similar en otros países de Europa Occidental.  Desde el  2003, en Holanda la emigración ha excedido la inmigración. En el 2006, los holandeses vieron como más de 130,000 compatriotas se fueron. El incremento de la emigración holandesa llegó a su  punto máximo tras los asesinatos de Pim Fortuyn y Theo van Gogh. Esto indica que la huída de Europa está vinculada a la pérdida de confianza en el futuro de las naciones que han dejado entrar el Caballo de Troya del islamismo pero que, a diferencia de los troyanos, no tienen el coraje de pelar.

 Actualmente en el resto de Europa Occidental la inmigración sobrepasa la emigración aunque las cifras de esta última están creciendo rápidamente. En Bélgica, el número de emigrantes aumentó 15 por ciento el año pasado. En Suecia, el año pasado 50,000 personas hicieron sus maletas – un crecimiento de 18 por ciento en comparación con el año anterior y el mayor número de emigrantes suecos desde 1892. En el Reino Unido, casi 200,000 ciudadanos británicos se mudan del país todos los años.

  Los americanos que piensa que el modelo europeo del estado del bienestar social es el modelo a seguir deberían detenerse a reflexionar por qué, si Europa es tan maravillosa, hay tantos europeos huyendo. Los sistemas europeos de bienestar social son mecanismos de redistribución que toman dinero de los europeos calificados para darle a recién llegados o calificados del Tercer Mundo.

     Gunnar Heinsohn, un sociólogo alemán de la Universidad de Bremen, le advierte a los gobiernos europeos que están equivocados si suponen que los jóvenes y calificados europeos étnicos van a permanecer en Europa. “Los realmente calificados se están yendo," dice Heinsohn. "Los únicos realmente fieles a Francia y Alemania son los viejos que está viviendo del sistema de bienestar social porque no hay ningún otro lugar del mundo que esté dispuesto a mantenerlos… No hay que extrañarse de que jóvenes trabajadores en Francia y Alemania prefieran emigrar”,.explica. “No sólo se trata de que tienen que mantener a su propia población que está envejeciendo. Si tomamos a 100 muchachos de 20 años (en Francia y Alemania), veremos que 70 de ellos también tienen que mantener a 30 inmigrantes de su propia edad así como a sus hijos. Esto desalienta a la población local, particularmente en Francia, Alemania y Holanda. Así que simplemente se va n.”.

 Aunque el índice fertilidad en Francia es de 1.9 hijos por mujer, dos de cada cinco recién nacidos en Francia son hijos de inmigrantes árabes o africanos. En Alemania, (índice de fertilidad 1.37) 35 por ciento de los recién nacidos no descienden de alemanes. Paradójicamente, los índices de fertilidad en Turquía, Marruecos, Argelia, Túnez, etc, son mucho más bajos que los que esos inmigrantes tienen en Europa. “En Túnez, una mujer tiene un promedio de 1.7 hijos. En Francia tiene seis porque el gobierno francés le paga por tenerlos. Según explica Heinsohn, "Por supuesto, el objetivo del dinero nunca fue beneficiar a las tunecinas en particular pero las francesas no están interesadas en ese dinero mientras que las tunecinas están muy contentas….Para las alemanas y las danesas los beneficios del bienestar social son demasiado modestos para ser atractivos. Para los inmigrantes es muy diferente.

Así que lo que vemos en Inglaterra, Francia, Alemania y Holanda son mujeres inmigrantes que toman trabajos de poco salario que luego suplementan con los beneficios sociales. No es un gran ingreso pero es suficiente para ellas,” afirmó.

El sistema europeo de bienestar social está teniendo consecuencias catastróficas en relación con el reemplazo de la población existente. Si los europeos quieren salvar su propia cultura, van a tener que liquidar su estado del bienestar social.   

Paul Belien es el director deThe Brussels Journal y socio académico del Hudson Institute.
Tomado del Washington Times.
Traducido por AR.