Jeffrey Azarva
El 25 de junio, terroristas de Hamas entraron en Israel, a través de
un túnel, y secuestraron a Gilad Shalit, de 19 años, que estaba de
guardia en un puesto fronterizo. Aunque la operación se hizo desde
Gaza, se planificó en Damasco. En respuesta a la conexión siria, un
caza israelí paso rasante sobre el palacio veraniego del presidente
de Siria Bashar al-Assad.
Assad no se dio por enterado. El 3 de julio criticó "la agesión
israelí" y rechazó las exhortaciones de EEUU a cerrar las oficinas
de los terroristas palestinos en Siria. Una semana después, Khalid
Mashaal, jefe de la dirección de Hamas exiliada en Damasco, acusó a
Israel de "violar la ley internacional.''
Que terroristas operen abiertamente en Damasco no sorprende a nadie.
Según los reportes del Departamento de Estado sobre terrorismo en el
2005, el gobierno sirio da protección a Hamas, la Jihad Islámica
palestina, el Frente Popular por la Liberación de Palestina y otros
grupos terroristas. Damasco sirve como el principal "punto de
reembarque'' en la cadena de abastecimiento de Hezbolá.
Assad puede actuar con impunidad porque percibe la estrategia de
EEUU como incierta y vacilante. En septiembre del 2002, por ejemplo,
el entonces secretario de Estado adjunto para Asuntos del Cercano
Oriente David Satterfield elogiaba al líder sirio por su cooperación
con el contra-terrorismo. En abril del 2003, el secretario de Estado
Colin Powell exhortó al régimen a "revisar su comportamiento, no
solo con respecto a quien recibe refugio y armas de destrucción
masiva en Siria sino especialmente con respecto al apoyo a la
actividad terrorista. "Sin embargo, al mes siguiente, cuando Powell
visitó Siria para elogiar su decisión de cerrar las oficinas de los
grupos terroristas palestinos, los funcionarios sirios decidieron
mantenerlos abiertos.
En diciembre del 2003, Bush firmó la Ley de Responsabilidad Siria,
requiriendo que Bush aplicara un mínimo de dos de seis posibles
sanciones. Una orden ejecutiva y una provisión de la Ley patriota
requería que las instituciones financieras de EEUU cancelaran sus
cuentas con el Banco Comercial de Siria y congelaran los de las
personalidades e instituciones financieras sirias que estuvieran
financiando el terrorismo. La opción de Bush, sin embargo, fue más
simbólica que efectiva. Prohibió los vuelos comerciales directos
entre EEUU y Siria, aunque ninguno existía. Optó por prohibir
todas las exportaciones a Siria, excluyendo alimentos y medicinas,
pero ese tipo de comercio sólo llegaba a los $214 millones en el
2003.
En vez de aumentar la presión, la Casa Blanca la disminuyó. Bush
hubiera podido rebajar las relaciones diplomáticas entre EEUU y
Siria, una de las seis sanciones posibles. En vez de eso, nombró un
embajador en Damasco ese mismo mes, llenando una vacante de cuatro
meses. Assad consideró las plenas relaciones diplomáticas como
normalidad.
En vez de cambiar su comportamiento, Assad lo mantuvo. Armas y
dinero iraníes siguen fluyendo hacia el oeste a través del
aeropuerto de Damasco hacia el Líbano. Muchos yihadistas hacen la
misma parada de tránsito en el aeropuerto en su viaje hacia Irak.
En agosto del 2004,cuando los legisladores de EEUU demandaban
cooperación sobre Irak, Bush despachó una delegación del Congreso a
Damasco, Una vez más, el diálogo demostró ser inútil.
En el medio de la revolución del año pasado en el Líbano, el
gobierno de Bush intensificó sus críticas de Siria. Durante una
visita a Bagdad en mayo del 2005, la secretaria de Estado
Condoleezza Rice advirtió que Siria "estaba fuera de sincronía con
el rumbo que estaba tomando la región." Assad no le hizo ningún
caso. En septiembre del 2005, exhortó a los grupos terroristas a
"estrechar filas y continuar la lucha."
En octubre del 20005, el presidente Bush declaró, "Siria está
desestabilizando el Líbano, permitiendo que terroristas usan su
territorio para llegar a Irak, y dándole santuario y refugio a los
grupos terroristas palestinos." Pero aunque el gobierno sirio
accedió al llamado de Naciones Unidas de terminar su ocupación
militar del Líbano, Assad sigue desafiando la Resolución 159 del
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas: el desarme de Hezbolá.
Mientras el régimen sirio se burla de Estados Unidos, recientemente
un funcionario del departamento de Estado dijo que había pocas
formas de presionar a Siria. Pero EEUU pudiera hacerlo enviándole
mensajes claros al gobierno sirio.
Si no hay una estrategia coherente, Assad seguirá como hasta ahora.
Mandarle mensajes contradictorios no sólo socavará la eficacia de la
Ley de Responsabilidad Siria sino también la seguridad nacional de
Estados Unidos.