En defensa del neoliberalismo

 

La Stasi alemana y el MININT cubano

 

Robert Alonso

 

 

La Stasi  (Ministerium für Staatssicherheit) fue creada en la Alemania del Este en el año en que yo nacì, 1950. Era la universidad del espionaje comunista, ademàs, contaba con un "facultad" de terrorismo ciudadano.  En ella se graduaron – algunos con honores – muchos esbirros de Castro, quienes llegaron, inclusive, a superar a sus maestros alemanes y hoy continùan las clases desde La Habana, tras la desapariciòn de la Alemania Oriental... o "democràtica".

 

Ahora que Alemania es una sola, luego de haber sobrevivido la occidental, es decir: "la federal", se han "desclasificado" (liberados del status de "secreto") miles y miles de documentos donde se relacionan a la Stasi con el Minint, es decir, con el Ministerio del Interior Cubano.   ¡Estàn saliendo sapos y culebras...!

 

Anoche vi un programa en la televisiòn hispana de Miami, donde entrevistan a un investigador cubano que se ha dedicado, durante la ùltima dècada, a recopilar estos documentos de la inteligencia comunista alemana que tienen relaciòn directa y perversa con la Cuba de Castro.   ¡Horror...!

 

Serìa muy largo relacionar aquì los horrores.   Son demasiados.  Vimos, a lo largo de la entrevista, algunos documentos en los cuales se sugerìan mètodos de còmo destruir la reputaciòn de un disidente. Algo verdaderamente horripilante y repugnante, digno de la època de la Sagrada Inquisiciòn.  

 

Pero lo que màs me llamò la atenciòn, fuera de los horrores y horrores que pueden ser narrados – apresuradamente – en un programa de una hora, fueron unas instrucciones de còmo colocar micròfonos en una casa de un disidente cubano.   Segùn el plano mostrado a los televidenes, el micròfono "A" debìa de ser colocado a 19 centìmetros de altura y el "B" a 22 centìmetros.  El asunto tenìa caracterìsticas milimètricas... muy a lo alemàn.   No se trataba de unas instrucciones donde se decìa que se colocara el primer micròfono a "unos" 20 centìmetros de altura, no.  La medida EXACTA era de 19 centímetros... la otra era 22.   Ni un centìmetro màs ni un centìmetro menos.

 

¿Què nos indica esta exactitud?   El grado de minuciosidad conque la Stasi, y luego el Minint, desarrollaba sus planes. ¡Nadie se salvaba entonces, ni ahora!

 

¿Estamos preparados en Venezuela para afrontar y combatir un règimen que tiene tantas herramientas, tantos elementos y conocimientos para la minuciosa destruciòn quirùrgica y puntual de todos y cada uno de sus ciudadanos?  Podrìa pasar medio siglo antes de que los venezolanos se enteren, por medio de un programa de la televisiòn hispana en Timbutktù, de las tècnicas que en contra de su pueblo ejerciò el règimen CASTRO-ESTALINISTA en Venezuela.

 

No es juego. No son tiempos de ensayos ni de aprender por errores. Hasta el dìa de hoy los lìderes venezolanos no han dado pie con bola a la hora de "interpretar" al enemigo.   Comenzaron llamando loco al pichòn de tirano... luego pensaron que lo iban a acorralar sentàndolo a una mesa de negociaciòn y acuerdos, con la ayuda internacional; luego supusieron que se caerìa con aquello que mentaron "paro general e indefinido". Màs tarde consideraron que no sobrevivirìa al garabato del Referèndum Revocatorio... ahora, que unos muchachos muy puros, con las manos pintadas de blanco, lo "desestabilizaràn".   Mientras tanto, las herramientas de lucha han sido, hasta hoy, las cacerolas, los pitos, los raca-racas, las pelotas de fùtbol y mucho papelillo.

 

Por ahora... y mientras tengamos los medios, LO ÙNICO que pudiera poner al tirano de paticas en el cementerio serìa una SUBLEVACIÒN CÌVICA, ACTIVA, GENERALIZADA Y SOSTENIDA con la participaciòn de al menos el 30% de la poblaciòn, en la mayorìa de las ciudades y pueblos de Venezuela.  

 

Venezuela es un pueblo noble que se enfrenta sola a un dragòn de mil cabezas, summa cum laude en el arte de la destrucciòn social y personal.   Con un enemigo asì no se puede aprender sobre la marcha ni combatir marchando.

 

Robert Alonso

www.mrr.name

contacto.mrr@gmail.com

 

Parte de los horrores de la Stasi