En defensa del neoliberalismo

Editorial:   El 911, diez años después

Al conmemorase el X Aniversario de acto terrorista que destruyó las torres gemelas de Nueva York,  se crearon muchas expectativas y especulaciones sobre la fecha. Incluso, hasta los grupos terroristas habían hecho sus proyecciones. No quisimos entrar en esa faceta de la fecha, quisimos esperar que concluyera el día para hacer un análisis más objetivo de lo ocurrido el 11 de septiembre del 2001, diez años después.

Los antecedentes están claros, los gobiernos norteamericanos bajaron la guardia en materia de inteligencia, principalmente el de Jimmy Carter que desmontó la red de inteligencia más difícil de reconstruir, la de los países árabes. A eso hay que agregar la liberación de Osama Bin Laden, por falta de pruebas, aprobada por Janet Reno y las fallas del Servicio de Inmigración, que prevalecen hasta nuestros días.

La reacción de Estados Unidos como país fue contundente y se exacerbó un nacionalismo, prácticamente perdido en esta gran nación.  El presidente George Bush jugó un gran rol de estadista y enfrentó la situación sin culpar a las administraciones anteriores por su incapacidad de salvaguardar la seguridad nacional.

La historia es bien conocida, sin embargo, los detalles a veces se suelen olvidar. La iniciativa de llevarle la guerra a su propio terreno tuvo resultados positivos. La guerra de Afganistán rompió la logística de Al Qaeda y puso a la desbandada a sus principales cabecillas. También surgió la oportunidad de presionar a Saddam Hussein y al Consejo de Seguridad de la ONU que se negaba a hacer cumplir sus resoluciones sobre la presencia de armas de destrucción masiva en Irak. La realidad es que esta era la razón para la intervención en Irak, que luego los detractores del presidente George Bush mudaron para la presencia física de las armas biológicas, que aunque aún no se han encontrado, tampoco se puede negar que existieran, pues Bin Laden estuvo 10 años sin saberse de él y Mohamed Omar y Ayman al Zawahiri tampoco han aparecido todavía.

Aunque no se ha presentado una relación directa de Saddam Hussein con Al Qaeda, si era razonable que podrían utilizar los recursos económicos de Irak y unirse en su lucha contra Occidente, como proyección estratégica del “Eje del Mal” que con Cuba de puente, hoy por hoy fuera un aliado indiscutible de Hugo Chávez, Evo Morales y de Daniel Ortega, con la simpatía de varios gobernantes latinoamericanos. Al decir de George Bush, “el mundo está más seguro sin Saddam Hussein”.

En el recuento de estos 10 años, aunque ha habido varios intentos de actos terroristas, hay que reconocer que en materia de inteligencia se han tenido grandes logros y circunstancias que humanamente no son muy deseables, como los interrogatorios violentos, pero hay que reconocer que en la lucha por la supervivencia no hay reglas muy claras, cuando el enemigo no las tiene. De uno de esos interrogatorios salió la información que llevó a la localización y posterior ajusticiamiento de de Osama Bin Laden.

No es menos cierto, que la estrategia de los grupos terroristas como Al Qaeda, que se han empecinado en los ataques a naves en vuelo les ha restado efectividad en su propósito. No obstante, eso puede cambiar en algún momento. Si las fronteras, principalmente del lado mexicano, siguen en manos de los carteles de la droga la posibilidad de una acción por esa vía no se puede descartar. Aunque a los principales capos no les conviene esa relación con los grupos terroristas, pues le complica la impunidad que gozan en estos momentos.

Concluyendo, aunque la inteligencia norteamericana se ha fortalecido, los pocos intentos de ataques terroristas se han neutralizado, el antiamericanismo domestico e internacional se refuerza cada día más y las condiciones objetivas y subjetivas se fortalecen para lograr el objetivo final, el gran acto terrorista mundial, destruir la institucionalidad democrática de los Estados Unidos.

Septiembre 12 del 2011

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