En defensa del neoliberalismo

Editorial:  Un 2012 electoral

En el 2012 hay varios procesos electorales en marcha. Cada cual ha analizado el proceso relacionado con sus intereses, pero todos de conjunto pueden cambiar la dinámica política del hemisferio. Los más importantes son el de Venezuela y los Estados Unidos, ya que implican a varios países, política y económicamente.

Las elecciones norteamericanos ya merecen las primeras conjeturas. La revelación política más sui generis en la historia de la nación, Barack Obama tendrá que someter al escrutinio público su cacareado slogan de campaña  “change, change”, para ver si perdura ese entusiasmo que se convirtió en una especie de lujuria política.

Sin embargo, el escenario político es muy diferente al que encontró Obama en la candidatura anterior. El país venia transitando por una cultura de poder envejecida. El candidato contrincante, John McCain, de 72 años, representaba una supuesta anquilosada política conservadora, que no estaba acorde los nuevos tiempos: un boom tecnológico y un pensamiento más abierto, principalmente de la juventud y el sector más liberal de la población,  contrastaban con la característica y personalidad del candidato Barack Obama.

La campaña de Barack Obama supo capitalizar los sentimientos básicos de una gran parte de la ciudadanía: el asunto de la guerra, que nunca son populares, los altos costos del combustible, que subieron repentina y artificialmente al final de la campaña y los servicios y de seguros médicos, algo endémico en la sociedad norteamericana. A eso se les sumaron otros intereses sociales, como la inmigración y un nuevo enfoque sobre la política hacia Cuba, cosas que le garantizaron el triunfo electoral.

El triunfo de Obama por un margen respetable en las elecciones presidenciales de noviembre del 2008 desató una ola de optimismo.  No sólo en Estados Unidos, sino también en otros países. Muchos parecían convencidos de que la llegada a la Casa Blanca de un hombre negro, de origen étnico africano, terminaría con una época de tensiones raciales y religiosas, guerras crueles y el capitalismo salvaje y lograría una armonía multicultural, soluciones diplomáticas para regiones conflictivas como el Medio Oriente y que políticos progresistas pondrían fin a las andanzas de los financistas, alcanzándose el progreso económico universal.

Antes de concluir el primer mandato de Obama, el escenario político internacional en muchos aspectos es diferente y los intereses de la nación han cambiado de prioridad. La ilusión de los llamados progresistas, que abogaban por el cierre de la prisión para terroristas en la Base Naval de Guantánamo, se ha disipado, al no cumplirse con el cierre de la misma; el retiro de las tropas de Irak y Afganistán, no se alcanzó en el plazo prometido, la reforma de salud no ha ofrecido una solución viable y la reforma migratoria no ha tenido avances algunos.

Si se observa el panorama de forma conjunta, se nota que los problemas que Obama prometió resolver, aún se mantienen, y otros se han agudizado. Pero lo más importante es que la prioridad de los votantes se centra en los aspectos que Obama menos resultados ha logrado, la recuperación de la economía norteamericana, caracterizada por un sostenible y en muchos casos aumento del desempleo y la amenaza latente de una subida de impuestos en cualquier momento. Así como el creciente endeudamiento de los  Estados Unidos, que puede comprometer su capacidad de pagos, con gran impacto nacional e internacional.
La falta de liderazgo de Obama en la región ha propiciado que muchos países del área, como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua hayan reforzado sus vínculos con países patrocinadores del terrorismo como Irán y Cuba, entre otros. Eso ha permitido que grupos como ETA, Hamas, Hezbolla y otros, interactúen con grupos regionales como las FARC de Colombia y hay evidencias que muchos carteles de narcotraficantes, incluidos los de México estén en contacto con esas organizaciones terroristas.

El fortalecimiento de los carteles de narcotráfico, con cierta anuencia de algunos gobiernos latinoamericanos,  que limitan la participación de las Agencias de Inteligencia norteamericanas ha generado un clima de violencia, que países como México, se encuentran fuera de control, comprometiendo la seguridad nacional de los Estados Unidos. Aunque Obama no quiera reconocerlo, los acontecimientos demuestran que la frontera se encuentra fuera de control. Ya se están produciendo actos de violencia en varios estados norteamericanos, relacionados con la actividad de los carteles mexicanos. Eso pronto levantará la inquietud de los estadounidenses y hará imposible cualquier reforma migratoria, algo que los poderes ocultos detrás de la inmigración ilegal, no le tolerarán a Obama, lo responsabilizarán con ella y le pasarán la factura.

Un candidato republicano, que represente los valores conservadores de emprendimiento económico de la Nación norteamericana, que de confianza al consumidor y a los inversionistas en el sector productivo y una política exterior de liderazgo mundial, con respeto a los principios históricos, como el respaldo al Estado de Israel y un postura firma ante le aventura nuclear de Irán y Carea del Norte, daría un puesto asegurado en la presidencia de los Estados Unidos en noviembre del 2012.

La repentina enfermedad del presidente de Venezuela Hugo Chávez, nos obliga a darle un vistazo al panorama electoral para el 21012 en América Latina, incluyendo la propia Venezuela. Hay que entender que Venezuela es la Unión Soviética de Latinoamérica en la actualidad. Si el cuadro de salud de Hugo Chávez se complica, peligra su reelección en Venezuela y con ello se verían comprometidas las remesas que les llegan a Bolivia, Ecuador y Nicaragua, que aseguran el clientelismo político, algo vital para sus procesos electorales, que tienen incidencias durante el 2012.

En el caso cubano
artera el proceso de reforma en Cuba. Raúl Castro había anunciado que sería un proceso gradual, y hasta programó para el 28 de enero del 2012 la Asamblea del Partido. En esa asamblea se adoptarían las medidas políticas para retomar el poder con una mejor aceptación internacional. Eso ahora se complica, porque tal vez Chávez no dure el período de tiempo necesario como para hacer las cosas con calma. Acelerar  la apertura económica es vital para garantizar una mejor movida política, aunque si la oposición se organiza, cualquier apertura puede tener un gran costo político. Bajo todas estas perspectivas nos enfrentaremos a un 2012 electoral.

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