En defensa del neoliberalismo

 

Un año de triunfos

 

Adolfo Rivero Caro

El 2004 ha sido un gran año. Empezó, sin embargo, con dos desastres: la inmerecida derrota del Partido Popular en España y el cuestionable triunfo de Chávez en las elecciones venezolanas. En ambos casos, fueron triunfos del antiamericanismo. Nuestros intelectuales de izquierda se alegraron del triunfo socialista en España, incapaces de comprender lo que Chávez comprendió inmediatamente. En efecto, en su intervención del 12 de noviembre en el teatro de la Academia Militar, el líder venezolano afirmó jubiloso: ''Hay cambios importantes que están ocurriendo en el mundo. En Europa, uno de los más resaltantes es la instalación de un nuevo gobierno en España, un gobierno del Partido Socialista. Eso marca un cambio importante en la geopolítica mundial, sobre todo porque el gobierno anterior de España estaba alineado completamente con los mandatos de Washington: si había que tumbar a Chávez ahí estaba Aznar de segundón, si había que invadir a Irak ahí estaba España, si había que sancionar a Cuba y ahorcarla, ahí estaba Aznar de peón de George Bush. El acercamiento a España es algo vital para nuestra revolución, para nuestro gobierno''. Esta larga intervención de Chávez me parece importante y la voy a comentar en una próxima columna.

Estas derrotas electorales, y otras menores, se han visto más que compensadas por tres triunfos históricos. En primer lugar, por el de las elecciones del 10 de octubre en Afganistán, las primeras en la milenaria historia de ese país. Elecciones hechas posibles, por supuesto, porque el ejército americano había barrido militarmente con la dictadura de los talibán. Pese a que el New York Times y el Washington Post, entre otros, habían pronosticado una casi segura derrota americana en Afganistán.

A su manera, esta prensa liberal americana es una brújula de opinión confiable puesto que, casi invariablemente, apunta hacia el sur... Basta con saberla leer y comprender que su enfoque no es noticioso, sino ideológico. El número de los lectores que saben hacerlo aumenta constantemente. Democracia en Afganistán, ¿quién lo hubiera creído posible hace unos pocos años?

La victoria decisiva, por supuesto, tuvo lugar en Estados Unidos con la elección de George W.Bush. En una coyuntura internacional de enorme dramatismo, el pueblo americano decidió que la expansión de la libertad y la democracia en el mundo entero era una gran causa que justificaba sus sacrificios. Y que el hombre que encarnaba esa causa, con integridad y con firmeza, era George W. Bush.

El tercer triunfo ha sido en Ucrania. Aunque el país ha sido ''independiente'' desde 1991, nunca ha sido libre ni se ha caracterizado por la actividad política de sus fuerzas democráticas. Y, sin embargo, las masas se lanzaron a la calle para protestar por el fraude electoral y estuvieron acampando en la calle durante semanas, desafiando temperaturas bajo cero, para exigir que se respetara su voluntad. Y lo consiguieron. Unas segundas elecciones condujeron a la extraordinaria victoria de Víctor Yuschenko. Muy pocos sospechaban que existiera semejante ansia de libertad, ese anhelo que sustenta toda la política del presidente Bush. Ha sido un verdadero tsunami político que tendrá inevitables repercusiones en Bielorrusia y otras antiguas repúblicas soviéticas. Y, lo más importante, que pudiera arrastrar a la misma Rusia a la órbita de la democracia. Es un fenómeno de colosal importancia y estamos viviendo su momento álgido: Yuschenko tiene que tomar posesión en enero. ¿Lo permitirá Putin? ¿Logrará triunfar el pueblo ucraniano?

Ha sido un gran año 2004. Que nadie lo dude: estamos librando una guerra global y los triunfos conseguidos debilitan las fuerzas mundiales de la reacción y preparan el camino para nuevos avances de la libertad en todas partes. ¡El 2005 empieza nada menos que con las difíciles elecciones en Irak! ¡Qué época más interesante nos ha tocado vivir! ¡Feliz y combativo año nuevo, queridos lectores!